El consulado de EE.UU. en Barcelona ha hecho esta víspera de Sant Joan un guiño a la cultura catalana, y ha publicado unas fotos de la cónsul, Katie Stana, saboreando una de las tradicionales cocas catalanas de esta festividad. "Como sabéis, somos muy fans de las tradiciones dulces. Así que la cónsul general Katie Stana no ha querido dejar pasar la oportunidad de probar la tradicional coca de Sant Joan", ha indicado la representación diplomática norteamericana en catalán, tal como hace habitualmente. "Bona revetlla!", ha acabado deseando a los catalanes.

En las fotografías que ha distribuido el consulado, se puede ver una imagen de la coca, otra en el momento de hacer los cortes, y una tercera justo antes de comer el sabroso pastel.
 
La coca de Sant Joan es una de las cocas más populares de Catalunya y puede ser de clases diferentes: confitada con mazapán, crema o nata y ornada con piñones, llardons o fruta confitada, que es la que han escogido en el consulado norteamericano. Se trata de fruta conservada en azúcar mediante un proceso confitado. Estas cocas son un manjar tradicional de la Nit de Sant Joan y se reparte durante la verbena junto con vinos dulces o rancios, o cava, que ha ido ganando presencia en los últimos años.

Al lado de la coca, tradicionalmente la Nit de Sant Joan también es la de las hogueras encendidas con la Flama del Canigó, que ha sido recibida en el Parlament esta mañana, con la presencia del presidente Pere Aragonès y la nueva presidenta de la cámara, Anna Erra. Por la tarde será recibida en la plaza Sant Jaume, por el Ayuntamiento.

 

La televisión francesa France3 ha explicado los orígenes de la tradición de la Flama del Canigó, que nació en la Catalunya Nord, en una narración en lengua catalana e imágenes en blanco y negro del Instituto Nacional del Audiovisual francés. "En 1955, un catalán del Vallespir, Francesc Pujade, de Arles de Tec, inspirado por el poema de Jacint Verdaguer, instauró la costumbre de encender el fuego de Sant Joan en la pica del Canigó y, desde allí, repartir la llama. Esta costumbre se popularizó rápidamente, primero en toda Catalunya Nord. El año 1966, a pesar de la dictadura franquista, la llama atravesó clandestinamente la frontera, y desde entonces se empezó a extender por todos los Països Catalans", detalla.

En el poema Canigó hay una referencia metafórica al apagón de la lámpara del monasterio de Cuixà, provocada por las circunstancias históricas, y que también puede ser una referencia indirecta a la lámpara del templo de Jerusalén que los judíos encontraron medio apagada el 164 a.C. después de la ocupación de los griegos, y que se transformó en la Fiesta de las Luces o Hanukah.