El debate en el Congreso sobre el Consejo Europeo, a donde Mariano Rajoy asistió los días 9 y 10 de marzo, se ha convertido por parte de ERC y el PDeCAT en una retahíla de reproches sobre las acciones "amenazadoras" del ejecutivo central cuanto a la celebración del referéndum: primero, con la suspensión de políticos a través del Tribunal Constitucional –cosa que la Comisión de Venecia rechaza; segundo, con la posible operación para precintar colegios y tercero, con la aplicación del estado de sitio. Rajoy, sin embargo, niega amenazas, alegando el "cumplimiento de la ley".

"Nos amenazan con el artículo 116, usted cree que Europa se lo permitirá? A mayor represión, menos democracia y menos Europa. No estamos en tiempos de sus abuelos, somos ciudadanos europeos", ha dicho el portavoz de ERC, Joan Tardà . En esa línea, ha denunciado la "represión" contra la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, varias veces requerida por el TC para dar continuidad a la hoja de ruta. "Es que después vendrán Junqueras? Puigdemont?" lo ha desafiado. "¿Cuántos españoles permitirán esta miseria?" exclamó ante la mirada de resignación del gallego.

Rajoy se ha vuelto con tono calmado, amparado en la legalidad, como es su tesis habitual. "El principio para evitar un ataque a los derechos humanos es el Estado de Derecho. Los gobernantes están sometidos a la ley. ¿Es que en Europa la ley no hace falta cumplirla? ¿O es que democracia y ley no están indisolublemente unidas"? se ha preguntado. "Sin ley no hay democracia, aquí no amenazamos a nadie. Aquí se cumple la ley. Lo más antieuropeo es saltarse la ley" ha avisado reiteradamente, sin descartar la medida que Tardà le pedía.

Días después de que la Comisión de Venecia haya dictaminado que el TC no debe poder suspender a políticos, el portavoz de ERC lo ha aprovechado en su discurso. "Comprendo que no les guste, es un antes y un después. Para Europa es inadmisible", ha afirmado. Le ha reprochado a su vez que cuatro de los magistrados del TC –que este miércoles tomaban posesión formal del cargo– habrían jurado los principios del Movimiento franquista. "No hay un solo magistrado del TC en Alemania que haya jurado los principios nazis, fascistas...", ha dicho.

El único momento de distensión entre Rajoy y Tardà ha sido, paradójicamente, por el referéndum. El segundo ha afirmado que la "modernidad" pasaba por dar voz a los ciudadanos, como el Brexit o Italia. Después, ha inquirido al presidente español que tuviera "miedo a los referéndums", y este ha hecho que sí con la cabeza, levantando algunas risas. El gallego se ha limitado después a "no "opinar" sobre qué hacían países como Colombia y los anteriores, pero ha explicado que, en todo caso, tenían que ser "referéndums legales".

Más centrado en el tema ha estado el portavoz del PDeCAT, Francesc Homs. Primero, ha reprochado que España "sólo" se haya acogido a un 6% de refugiados de los casi 18.000 a los que se comprometió. Eso pasa aunque la Generalitat manifiesta la voluntad de recibir al menos 4.500, con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona. "Hablar de paciencia estratégica me parece vergonzoso", ha dicho. Rajoy ha respondido que la "principal política" era en el lugar de origen "para que la gente no se tenga que marchar de su casa, por dignidad" y eso "tardaba" en generar efecto.

Homs también ha tenido un momento álgido cuando ha denunciado las inhabilitaciones el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, y las exconselleres Irene Rigau y Joana Ortega. "Celebro que esté bien, señor Rajoy, porque en este Estado se inhabilita a políticos por incumplir sentencias y su Gobierno lleva unas cuantas", ha afirmado. Con anterioridad, Tardà había hecho una alusión velada al expresident de la Generalitat Lluís Companys. El exconseller de la Presidencia sigue pendiente del Tribunal Supremo por su implicación también en el 9-N.

Homs ha vuelto más tarde sobre la UE, y ha lamentado que el Estado no tuviera las obras del Corredor Mediterráneo adelantadas. "Está como está y se lo dice todo el mundo", ha remachado. Finalmente, ha citado la Comisión de Venecia, a quien ha pedido hacer caso. "Defienden un españolismo de estado y después hablan de una integración europea donde no veo ninguna credibilidad", ha cerrado. El gallego no ha retrocedido y ha tratado de desacreditarlo asegurando que el PDeCAT "estaba por lo que estaba", en una referencia implícita al viraje independentista del partido.