La doctrina Junqueras es un paso adelante para la "democracia" y el "parlamentarismo" en la Unión Europea, según un artículo académico publicado en la revista de derecho constitucional europeo de la editorial Cambridge University Press.

El profesor de derecho constitucional de la Universidad de Maastrich Sascha Hardt analiza la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre la inmunidad del líder de ERC, Oriol Junqueras, que ve "muy progresista" porque avanza hacia un mandato "más europeo" de los miembros de la Eurocámara. Sin embargo, el autor cree que el hecho de que la sentencia del TJUE haya quedado sin "ninguna consecuencia práctica" para Junqueras deja "un regusto de tragedia que ilustra la necesidad de un mandato europeo claro y armonizado".

Hardt también reflexiona sobre la decisión polémica del Tribunal Supremo de no liberarlo y poner fin a su mandato aplicando la condena por el caso del 1-O. Si bien opina que el Supremo no actuó de forma ilegal, insinúa que podría haberlo hecho con "deslealtad a la ley europea".

Hardt veía que era "poco probable" que el Supremo liberara a Junqueras si el TJUE le reconocía la inmunidad, como hizo, porque el alto tribunal "dejó muy claro" que su pregunta prejudicial sólo se refería a la denegación del permiso penitenciario para jurar la constitución y no sobre su proceso judicial por el caso del 1-O.

Ahora bien, Hardt destaca el hecho de que los jueces españoles no esperaran la resolución de Luxemburgo antes de condenar a Junqueras, "aunque debieron ser plenamente conscientes" de que la condena dejaría en papel mojado la sentencia del TJUE.

"Eso expone al Tribunal Supremo a la acusación de deslealtad hacia el derecho europeo", afirma Hardt,

Progreso de la democracia en la UE

"La sentencia Junqueras es un paso lógico y coherente en el desarrollo de la democracia de la Unión Europea", concluye.

Uno de los principales argumentos del autor es que la doctrina Junqueras mitiga uno de los "defectos" del régimen de inmunidades del Parlamento Europeo, pero que también pone de manifiesto la "problemática" de este sistema tal como está establecido en la legislación europea.

En este sentido, Hardt celebra la decisión del TJUE porque "reduce la incertidumbre" de la ley electoral europea de 1976. También constata que ha "limitado" el margen de maniobra de los estados en el proceso electoral europeo, ya que su capacidad de imponer "barreras" para adquirir el mandato acaba cuando se anuncian los resultados de las urnas.

En este sentido, Hardt no cree que sea "viable" mantener el juramento de la Constitución como requisito para ser eurodiputado, si bien considera que es "poco probable" que España descarte estas formalidades.