Junts per Catalunya ha dado a conocer los resultados de las elecciones territoriales y de las corrientes ideológicas, votaciones que se han celebrado entre este lunes 20 y el martes 21 de septiembre, y estos dejan una conclusión clara: los candidatos considerados más próximos al secretario general del partido, Jordi Turull, se han impuesto a los que simpatizan más con la corriente de la presidenta de la formación, Laura Borràs. En la veguería de Barcelona, ha ganado Joan Rodríguez con un 69,05% de los apoyos. El concejal del Ayuntamiento de Barcelona encarnaba la opción continuista y contaba con el apoyo explícito de Xavier Trias que, a su vez, con este resultado, se allana su candidatura como alcaldable de la capital de Catalunya. Con todo, el partido sigue pendiente, entretanto, de lo que decida quien ya fue alcalde de la ciudad entre el 2011 y 2015. De esta manera, Joan Rodríguez liderará la federación barcelonesa de Junts al haberse impuesto a Ivan Condes, que ha obtenido el 27,86% de los votos de la militancia.

En el Penedès, había más dudas sobre la corriente que podía resultar ganador, dado que los 'lauristas' partían con más opciones para imponerse en la votación. Sin embargo, su candidato, Robert Monzonis, tampoco será quien encabezará la federación de Junts en el Penedès, sino que el escogido es Xavier Vidiella, con el 47,48% de los sufragios. Por su parte, Monzonis ha reunido el 45,6% de los votos. La otra veguería en la que también se han celebrado estos comicios territoriales es la de las Terres de l'Ebre, donde ha vencido con claridad Anabel Marcos (72,86%) frente a la candidatura liderada por Caritat Garcia (16,56%). En otras demarcaciones, no se ha hecho esta votación, dado que no había una candidatura alternativa a las que ya dirigen las actuales ejecutivas territoriales.

Por otra parte, también hay siete comarcas en las que se han celebrado estas elecciones. Sandra de la Iglesia (60,19%) ha ganado en Anoia contra Xènia Guàrdia (38,89%). En el Alt Penedès, el ganador ha sido Sebastià Moya (66,67%), mientras que el 33,33% restante ha votado la candidatura de Jordi Planas. En el caso del Baix Ebre, Marta Fulcho ha reunido más votos por parte de la militancia (57,35%) que Anna Ribes (38,24%). En el Baix Penedès, Josep Maria Llasat (52,17%) se ha impuesto a Sergi Senpau (47,83%). Las otras tres comarcas en que se han celebrado elecciones porque ha habido más de una candidatura son el Berguedà, donde ha vencido Montserrat Ribera (57,58%) frente a Pep Llamas (42,42%); la Cerdanya, donde la victoria ha sido para Glòria Rigola (53,16%), mientras que Anton Duño se ha quedado con el 46,84% de los sufragios; y el Maresme, una federación que liderará Carles Bosch al haber ganado con el 73,68% de los votos frente a Montserrat Viñas (22,18%).

En la votación de las corrientes ideológicas, la victoria también ha sido para el sector 'turullista'. En la corriente izquierda, Lali Biosca (50%) ha sido la más votada, mientras que Oriol Izquierdo (45,07%), candidato considerado próximo a Laura Borràs, ha resultado derrotado. En la corriente socialdemócrata, la santcugatense Carmela Fortuny ha obtenido el 50% de los votos, mientras que por detrás ha quedado Francesc Solà (40,38%).

Unas votaciones que se detuvieron el martes pasado

La votación de las elecciones territoriales, sectoriales y de las corrientes ideológicas se tuvo que detener el martes pasado, dado que se detectaron "irregularidades y problemas informáticos". Dos días después, la ejecutiva de Junts se reunió de manera extraordinaria para acordar reanudar el proceso electoral y activarlo a las doce de la noche del 20 de septiembre y alargarlo hasta las 17 horas de este martes. Algunos de los problemas identificados fueron que algunos militantes pudieron votar más de una candidatura, un hecho que el reglamento prohíbe categóricamente; o el orden en el que figuraban las candidaturas en la pantalla: en primer término aparecían las direcciones vigentes, mientras que en la segunda aparecían las candidaturas alternativas. El reglamento estipula que el orden tiene que venir determinado por quien registra, en primer lugar, la formalización de su candidatura. También se alegó que el censo se había cerrado antes de tiempo, y eso evitaba la participación de militantes que acumulaban en los últimos días los seis meses de antigüedad que se piden para poder formar parte de este proceso.