VOX no necesita rendir cuentas, ni le pesa pinchar en su última cumbre ultra organizada en Madrid, ni siquiera necesita competir por el espacio mediático. Arremeter contra el PP/PSOE es suficiente para que vaya calando su discurso ganador. Capitaliza una corriente global antipolítica, antiestablishment, que tiene un caladero vital en los jóvenes en sintonía con el movimiento MAGA. Un partido ultranacionalista, guardián de las esencias patrias, con una identidad imaginaria que penetra en todas las clases sociales. De lo rural a las grandes provincias. Un partido reaccionario con el añadido del buen anclaje en las élites. Dentro de la judicatura y en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad tiene también una buena cuota de votantes.
Créditos en esa penetración cada vez más transversal, no necesita responder ante nada. En otro de tantos ejemplos, el pasado jueves una exportavoz de VOX de Baleares denunció el mismo patrón de presunta malversación de fondos a la fundación Disenso que señaló hace un año Macarena Olona. El desvío de “ingentes cantidades de dinero” del Parlamento al partido, dijo Idoia Ribas. El Tribunal de Cuentas ha sancionado tres veces a la formación por financiación irregular de sus cuentas. El momento "quinta avenida" los protege. Abandonar los cinco gobiernos autonómicos en coalición con el PP, y con ello toda gestión, los ha disparado en porcentaje e intención de voto.
En pleno ascenso, el PP no consigue reaccionar y se contenta con una suma que calculan en 215 escaños, un umbral que, como ya señaló el director José Antich, es un límite desconocido que permite reformar la Constitución. Para ahondar en el bloque de los populares, Pedro Sánchez ha acuñado “las tres A: Aznar, Ayuso y Abascal”. Un buen lema para un mitin al que Alberto Núñez Feijóo le ha dado cobertura y legitimidad. El día del plantón a la apertura del poder judicial eligió arropar a la presidenta de Madrid en un acto de arranque de curso político. La pasada semana, cuando por fin recrudeció y posicionó el discurso del PP sobre Gaza en la sesión de control, dos días después se abrazó a Aznar en la FAES. El líder del PP elige su propia sombra. Y desdibuja su postura con dos de las voces que más fuerza tienen en el partido, colocadas en un discurso que ni los más trumpistas mantienen.
La última, en La Vanguardia, deja al PP en sexta fuerza en Catalunya y da seis escaños más a VOX, fijando el temido sorpasso
La posición frágil de la dirección del PP se refleja en todas las encuestadoras privadas. La última, en La Vanguardia, deja al PP en sexta fuerza en Catalunya y da seis escaños más a VOX, fijando el temido sorpasso. También en algunas provincias de Andalucía VOX podría sacar más votos que el PP. Y en este contexto, el PSOE no termina de desplomarse ni los socios dan señales de adelanto electoral inmediato.
Para Junts es cómoda la postura del sujetamos pero no apoyamos. Los de Puigdemont no tienen ningún incentivo para aprobar los presupuestos generales y tampoco está claro el beneficio de adelantar elecciones. Nadie quiere la medalla de acelerar un gobierno del PP con VOX, partido que aceptaría los votos para una moción de censura pero mantendrá la ilegalización en su programa electoral. Santiago Abascal lo recuerda en todas las entrevistas.
Podemos está en una situación similar a Junts. Sujetar sin apoyar. No ven ninguna razón para aprobar unos presupuestos que no pueden capitalizar en su posición electoral. Pueden votar una reducción de jornada (mera estética), pero no los compromisos de Pedro Sánchez en defensa de Gaza (los ven escasos), o en vivienda, una materia que no definen en propuestas concretas pero colocan de línea roja. Según sus cuadros, no son las cuentas, es la falta de incentivos para apoyar al Gobierno. “Podemos está construyendo otra cosa, una trinchera que no está en la izquierda del PSOE”, apuntan fuentes internas para recalcar que los morados llevan dos años sin compartir la dirección política del ejecutivo. No está resuelto que vayan solos a las urnas. Aun dando por hecho que IU pueda unir su futuro a Más Madrid, Compromís o los Comuns en un frente plurinacional, confían en el sorpasso. Las encuestas internas los colocan rozando a Sumar, en el 50/50, una realidad electoral que interpretan como mal medida porque ni siquiera se presentarán como tal.
El ejecutivo no tiene ninguna intención de buscar un supuesto momento álgido para adelantar la cita electoral. Los socios, tampoco en lo inmediato. En este escenario, ni siquiera los gobiernos del PP saben si es mejor disparar las citas autonómicas o esperar a que baje la ola. Mientras todos reflexionan sobre en qué momento están, el momentum es de VOX.