El tema es delicioso. El marido se llama Mariano de España (sic). Al sospechar que su mujer, Sonia Valenzuela, le ponía los cuernos, alquiló un detective. El detective descubrió que la señora, aparte del horario laboral, visitaba su puesto de trabajo también a altas horas de la madrugada. Hasta aquí un tema como hay muchos.

La diferencia de este caso es que Sonia Valenzuela era la secretaria de Javier Salinas, obispo de Mallorca, y que las visitas de madrugada eran al obispado. Y otra pequeña diferencia es que hubo un intercambio de alianzas entre los dos, que, según ha circulado, llevaban sus nombres. Eso el obispo lo ha justificado diciendo que son de un grupo de oración al que pertenecen los dos y que no llevan ningún nombre sino la inscripción "andando".

Con esta información, Mariano de España (nombre tan totalmente cierto como IN-SU-PE-RA-BLE), ni corto ni perezoso, presentó una denuncia en el Vaticano. Y el Vaticano llamó al obispo Salinas para pedirle explicaciones. Y las explicaciones fueron, según un teletipo de la agencia EFE, que no estaba enamorado de la señora Valenzuela, que no había existido ninguna relación impropia, que no había hecho "nada malo" i que no había incumplido ninguna de sus obligaciones como religioso ni ninguno de los votos.

Pues bien, meses después el Vaticano ha decidido trasladar al obispo de Mallorca como segundo del de València... ¡¡¡que es el mítico Cañizares!!! Y ahora, si me permite, no me puedo resistir a poner un par de fotos de Cañizares donde demuestra su humildad:

 

 

Pero volvamos al caso que se inició por la denuncia de Mariano de España. Se me ocurren dos reflexiones a hacer:

1/ Creo que si el marido no hubiera sido miembro de una muy influyente familia mallorquina, este caso entre adultos no sólo no habría llegado a la Santa Sede sino que no habría ni salido de Valldemossa.

2/ Me sorprende mucho la decisión tan fulminante de la cúpula vaticana en un caso dónde no hay nada demostrado y, en cambio, comprobar la tibieza con que se afrontan miles de casos de pederastia totalmente comprobados.

El Vaticano tendría que ser el primer interesado en acabar con la pederastia que inunda sus iglesias y las escuelas religiosas. Y si no puede acabar con la pederastia, porque el contexto interno no ayuda, al menos castigar ejemplarmente a sus responsables. Básicamente para ponerse del lado de unas víctimas que, además, son menores y a quien alguien que dice actuar en nombre de Dios les destroza la vida.

Es inadmisible que quién se otorga la condición de referente moral de una sociedad viole esta confianza (y no sólo la confianza) y que se desentienda del daño causado con aquel clásico "son casos aislados".

Si no lo ha visto todavía, la película "Spotlight" explica perfectamente la situación. Si la ha visto sabe perfectamente de lo que le hablo.

Y, sí, me sabe muy mal el aprieto por el que ha pasado Mariano de España, pero la iglesia católica tiene problemas mucho más graves que el suyo como para ir perdiendo el tiempo haciendo caso al detective privado de este señor