Para celebrar el 130 aniversario de su nacimiento, la Tolkien Society ha invitado a todos los fans del escritor a brindar por él y compartir fotos y vídeos en las redes sociales utilizando esta etiqueta: #TolkienBirthdayToast. Suponemos que Bertín Osborne también consagrará una copa a su memoria, ya que es prácticamente pariente suyo.

John Ronald Tolkien nació el 3 de enero de 1892 en Sudáfrica, aunque se trasladó cuando era muy pequeño al Reino Unido. Hasta aquí nada nos acerca a los Osborne. El padre de obras como El hobbit, El Señor de los Anillos, El Silmarillion o los Cuentos inacabados era profundamente religioso, católico, y una leyenda dice que tenía tanta fe en la resurrección de los muertos que en su lápida en Oxford hizo escribir: "Vuelvo enseguida". No vuelve pero no se ha marchado, porque sus libros se siguen traduciendo y sobre todo El Señor de los Anillos sigue alimentando la imaginación y dividiendo al mundo entre el bien y el mal.

Para Tolkien, esta obra es totalmente religiosa y católica. Tolkien tuvo como referentes literarios a John Henry Newman, san Felipe Neri y un jesuita, Francis Xavier Morgan, que es el culpable de haber unido Tolkien con Bertín Osborne. Este jesuita nació en El Puerto de Santa Maria y murió en Birmingham, donde pasó toda la vida. Cuando nació se llamaba Francisco Javier Morgan Osborne, hijo de un galés que se estableció en El Puerto de Santa María y se dedicó a exportar jerez. Allí conoció a María Manuela Osborne y Böhl de Faber, apellido que nos resulta familiar por la escritora Cecilia Böhl de Faber o Fernán Caballero, que era su tía. El sobrino jesuita hispano-británico fue tutor de Tolkien en Birmingham y lo influyó en su manera de entender el mundo, la naturaleza, la ciencia y la literatura. Y se hizo cargo de él cuando quedó huérfano, y toda la vida lo acompañó y tuteló. Con consejos, pero también con medios económicos y ofreciéndole un techo y manteniéndolo.

Tolkien dedica páginas a la oscuridad, muchas más que a la luz. Pero no se cansa de inyectar realismo y optimismo. Y agradecimiento. A su tutor, a su familia, a su comunidad. Muchos brindarán por él, porque es una buena noticia su nacimiento en tierras africanas, que posibilitó una avalancha de fantasía insospechada, fabulosa y bien recibida.