No puedo evitarlo. Todo este esperpéntico caso del aviso de la CIA me recuerda esta película:

El problema es que estamos hablando de 16 muertos y de decenas de heridos. Y eso no hace ninguna gracia. Y eso merece un respeto total. Y no merece un esperpento como el de hoy.

Abrir el debate sobre si se habría podido evitar o no este atentado sólo una hora después de los hechos de la Rambla fue muy feo. Mucho. Aquel no era el momento. Bien, o sí que lo era si lo que se buscaba era otra cosa. Abrir el debate hoy, tal como se ha hecho, también.

Decir un jueves de madrugada que tienes las pruebas de que la CIA envió un aviso a los Mossos, presentando un texto que los propios que lo publican dicen el jueves por la mañana que es la transcripción de un mensaje oral, es una escena de Esteso y Juanito Navarro comiendo cacahuetes en un bar de carretera con neones y tirando las cascaras a la cabeza del hombre que todo lo tenía doble. Sordidez infinita. Es el circo del león sin dientes y el elefante con aerofagia.

Presentar a la opinión pública un papel diciendo que es de la CIA, pero que al final resulta que está tan mal hecho que no serviría ni para aprobar expresión artística de P3 es un insulto a la inteligencia que no puede quedar así. Falsificar documentos no es presentable. Ni aquí ni en la China popular.

¿Estoy negando la libertad de expresión? No. ¿Estoy negando que tengamos que hacer el debate sobre si falló alguna cosa? Tampoco. El debate es necesario y, efectivamente, tiene que ser ahora, no el día 17 una hora después del atentado con 13 cadáveres en la Rambla y gritando "exclusiva, exclusiva" como un pato sin cabeza. Y el debate se tiene que hacer sin prejuicios, intentando aclarar la verdad y no para intentar desacreditar un cuerpo policial.

Las próximas horas sabremos más cosas sobre la vertiente operativa del caso. Y tenemos que exigir saber el máximo. Y que quien nos ha engañado, asuma su responsabilidad.

De momento lo que está claro es que hubo un aviso (usaremos esta palabra para entendernos) que no vino de la CIA y con un nivel de credibilidad que queda bastante claro en el redactado de la propia nota falsa publicada por El Periódico anoche. Fue un aviso como se reciben 400 cada día, sin ninguna credibilidad y que fue notificado a las fuerzas policiales españolas. Y lo que sucedió es lo que marca el índice de veracidad del aviso: los atentados de la Rambla y de Cambrils no nacen de una meticulosa preparación, sino de la improvisación posterior a la explosión de Alcanar, como lo prueba la compra precipitada de las armas usadas en Cambrils y la huida no planificada del terrorista de BCN. Y convertir eso en un aviso oficial de la CIA es un ejercicio de fabulación demasiado temerario.

Con respecto a la vertiente periodística, esto sólo ha empezado. Y viene temporal. Con intervención incluso de Julian Assange, el señor Wikileaks, cargando duramente contra el aún director de El Periódico. Mediáticamente estamos en una posverdad en estado puro donde conviven dos realidades paralelas y todo el mundo escoge la que más le conviene a su relato ideológico. ¿Por qué aceptar la verdad si me puedo crear una propia? Igual que el 11-M. Estamos allí mismo. Y Enric Hernández ha decidido jugar el papel que entonces hizo Pedro J. Ramírez. Veremos si logra salir adelante.