La Oficina Antifrau de Catalunya (OAC) cree que en los momentos iniciales de la pandemia, el Institut Català de la Salut (ICS) compró material sanitario en una empresa de la cual no se tenían referencias previas y que, a pesar de eso, se le hizo un anticipo de 35 millones de euros en una operación que ahora se califica de "temeraria". Y esto sucede justo en medio del Made in Albacete que el PP le ha hecho a Pablo Casado por haber decidido investigar si un hermano de Isabel Díaz Ayuso cobró comisiones por la venta de mascarillas a la Comunidad de Madrid. Y con eso ya tenemos servida una pizza elaborada con una mezcla de sobras y trufa fresca, donde las sobras son sospechas de corrupción y la trufa fresca es intentar gestionar el caos lo mejor posible asumiendo los riesgos.

¿Hay que investigar las presuntas irregularidades, si es que fuera el caso? ¡Evidentemente! ¿Hay que averiguar si alguien de la administración o relacionado con ella se ha llevado comisiones por la compra de mascarillas, respiradores, gel hidroalcohólico o lo que sea? ¡Por descontado! Ahora bien, si son tan amables, no aprovechemos para mezclarlo todo y sacar un rendimiento político nivel clase de los delfines. Por una vez en la vida, comportémonos como adultos y no como partido político en busca del poder a cualquier precio. Porque, ¿recordamos qué decíamos pronto hará dos años? ¿Hacemos memoria de lo que exigíamos entonces?

Claro, es que en marzo del 2020 la gente se moría cada día a centenares y teníamos la sensación que aquí no quedaríamos vivos ni uno. Y como hemos ido dejando que China lo fabricara todo porque lo hace mejor de precio y la calidad ya nos la resopla, cuando llegó el fin del mundo, aquí hubo un "el último que cierre la puerta" generalizado yendo hacia allí a suplicarles contratos de lo que fuera y al precio que fuera. Y, como los humanos, en general, somos de todo menos buenas personas, un montón de gente, aquí y allí, vio la oportunidad de responder un atronador "¡yooooooo!" a la pregunta del concurso aquel de Sobera: "¿Quién quiere ser millonario?". Hostias hubo para hacer de mediador con empresas chinas para contratar cargamentos, fletar aviones, barcos, patinetes de Glovo... ¡Lo que fuera! Y ya entonces, si lo recuerda, se explicaba que un avión que salía de un aeropuerto chino lleno de mascarillas compradas por el gobierno A, cuando estaba a la altura de cualquiera de los países que acaban en "istán", ya pertenecían al gobierno B, cruzando Rusia, ya eran del C y, antes de llegar a destino, ya eran del Z, después de haber pasado cuatro veces por todas las letras del abecedario.

Con este panorama, ¿usted se imagina qué habría pasado si ―en este caso― la Generalitat no hubiera adelantado estos 35 millones ―o los que hubieran hecho falta―? ¿Quiere que hagamos unas cuantas suposiciones de lo que se hubiera dicho entonces y se diría todavía ahora? Bien, aparte de lo que hubiera sucedido si hubiéramos sufrido desabastecimiento. Por lo tanto, seguro que se compraron mascarillas a precio de litro de gasolina y que gracias a ellas mucha gente se ha podido cambiar de coche y, además, llenar el depósito, pero eso no quiere decir ir por el mundo de listillo que ha encontrado a la madre de todas las corruptelas.

¿Eso quiere decir que no hay que dar explicaciones? ¡Noooor! Al contrario. Hacen falta y muchas. Porque del mismo modo que conviene no mezclar decisiones necesarias y comisiones, también hay que separar gestión de crisis con tozudez. Porque cuando aprendimos que obligarnos a llevar mascarillas por la calle no servía de mucho, entendimos que la medida no era médica, sino posturismo político para hacer ver que hacían alguna cosa. Y en vez de perder el tiempo rascando donde no hay picor, sería mucho más conveniente ir por aquí. Por ejemplo.