No tenemos ni un solo momento de descanso. Después de la Covid y las crisis sociales, mentales y económicas derivadas, los europeos volvemos a ver bombardeos junto a casa. Se ve que no hemos tenido suficiente con dos guerras mundiales y, sobre todo, no hemos aprendido nada. Total, que de epidemiólogos y vulcanólogos hemos pasado a saberlo todo sobre Donbass, un nombre que más de región fronteriza con Rusia parece el de una corriente musical con mucha sección rítmica.

Y así estamos, con Vladimir Putin haciendo caso a aquello que dijo Pep Guardiola en el Parlament de Catalunya del levantarse muy temprano muy temprano y a las seis de la mañana ha declarado una guerra que él no le llama guerra sino "operación militar especial". Un eufemismo que suena al "cese temporal de la convivencia" de los padres de Felipe Juán Froilán de Todos los Santos donde el concepto "temporal" ya dura catorce años y medio. ¿Problema? (de la guerra que no lo es, no de los protagonistas del cese temporal y de su hijo) Que dice que ahora empiezan dos guerras, la de las bombas -propiamente dicha- y la de la propaganda y la desinformación. ¿Ah sí? ¿Es ahora? ¿Hasta el momento, todo esto que hemos visto no era propaganda y era información de la buena? Gracias, hacen bien en avisarnos.

Y la primera mentira de la DC (Después de Empezar -la guerra-) es que a la hora que Putin la ha declarado, él debia estar durmiendo porque la grabación es de hace un par de días. Bien, dormía, estaba preparando el disfraz de Carnaval para sus tropas o estaba dándole golpes con su miembro en el frente a Sergey Naryshkin, director del Servicio de Inteligencia Extranjera del Kremlin y protagonista de este vídeo memorable que subtituló en inglés el periodista Peter Liakhov:

¡Toc, toc, toc! ¿Siiiiií? (Llaman a la puerta, no son los golpes del Putimiembro en la frente del tal Naryshkin). Hola, soy la diplomacia de las bombas, o como Putin quería quedarse la zona esta que tiene nombre de movimiento musical bailable y 1/ aprovechando que tiene gas y Alemania no -ni tampoco tiene a Merkel-, 2/ que Europa ni existe ni pinta nada en el mundo, tiene un jefe de la diplomacia que va por el mundo borrando tuits y amenaza a Rusia con sanciones de la señorita Pepis en la feria Choquetín, y 3/ que en Washington está Joe Biden, un señor a quién alguien debería decirle que preside los EE.UU. Y el líder ruso ha hecho una jugada de ajedrez consistente en "Ucrania, te ataco al rey con todas las piezas y al final acepto tablas si me das dos peones (llámele regiones). Porque, como que tengo armas nucleares, el mundo occidental no me atacará a mí y llegaremos a un acuerdo de que no nos haremos daño, ¿verdad?". Y listos. El problema es que por el medio morirán unas cuantas personas, pero ya se sabe que en las guerras -que no lo son- la vida de las personas no importa. Y las personas tampoco.

Las excusas de Putin para invadir zonas de Ucrania tampoco están mal y ahora iremos a ellas, pero antes me quedo con este concepto del "invadir" que, según la diplomacia china -China, los que faltaban para el duro, aliados Rusos con una idea parecida de lo que es la democracia-, es una fijación de los periodistas "de los EE.UU. y de Europa", pero sin aclarar como le llaman ellos a entrar tropas a un país vecino y bombardearlo. Hecho el inciso, volvamos a las excusas.

Dice Putin que hace la operación especial que no es ninguna guerra ni ninguna invasión porque Ucrania está llena de fascistas. ¡Han cantado bingo! Y han cantado la bonita melodía titulada "Los fascistas siempre lo son los otros", que tiene mucho de éxito por todo el mundo y que, normalmente, la interpreta quien más debería quedarse calladito. O calladita. O calladiti. Sí, quizás sí que en Ucrania hay fascistas, pero tiene mérito que lo diga alguien que envía a sus opositores a Siberia y hoy ha hecho detener a quien protestaba en Moscú por esta invasión que no lo es en una guerra que no existe.

Quizás, pues, deberíamos empezar porque estos chicos nos expliquen que es exactamente una guerra.