Esta semana hemos vivido "el apagón". Nos hemos quedado desconectados, de luz y de teléfono durante horas. Y han pasado muchas cosas que bien nos invitan a reflexionar. También ha aparecido China, con su informe final sobre la investigación oficial relativa al origen del SARS-COV-2, ese supuesto virus que puso patas arriba a la civilización humana. Han escrito un informe, bastante escueto, donde básicamente señalan a Estados Unidos, al que medio acusan de haber exportado material congelado infectado. Y es que, no deberíamos pasar por alto que en las aguas residuales de Barcelona, concretamente en las de marzo de 2019, un año antes de la declaración oficial de la pandemia, se encontró la presencia del virus. Los chinos han recomendado a todos los países hacer investigaciones como la suya, para ver qué ha pasado y cómo lo han gestionado. Ellos sacan pecho y hacen un análisis sobre su conocimiento de medicina china tradicional y su capacidad de organización encomiable.
Lo que está claro, es que echan balones fuera y vienen a decir que "quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra". Pero en chino. Le recuerdo, querido lector, que hace bien poquito eran los yankees los que en la página web del gobierno, en un particular y hortera estilo, una imagen de super Donald, como en una portada de serie de Netflix, aparece acompañado de luminosas letras que dicen "Fuga de laboratorio". Un absoluto "donde dije "digo", digo "Diego", pues el lugar en el que esto se publica, albergaba, hasta hace bien poco, todas las recomendaciones políticas y tratamientos fraudulentos de la etapa anterior. Para los estadounidenses gobernantes ahora resulta que el virus proviene de un laboratorio donde reconocen haber metido pasta, y haber trasladado esas investigaciones de ganancia de función que fueron suspendidas por ser peligrosas. Reconocen la mayor, acusan a Fauci, y de paso, le encasquetan a los chinos la responsabilidad por la poca seguridad de sus instalaciones. Acusan a la OMS de estar arrodillada ante China cuando, en realidad, meten mucha más pasta las "oenegés de Guillermo Puertas" y todos sus compinches farmatotalitarios.
Todo esto pasa cuando a la gente parece darle absolutamente igual ya todo. Es más, cuando hablas con la gente parece ya no sorprenderse por lo del virus mutante, financiado con fondos de Defensa, y considerados por algunos "armas bacteriológicas". De hecho, parece ya vox populi y "todo el mundo lo sabía".
Como ya parece haberse convertido en algo normal lo de que te haya dado un arrechucho la salud (o incluso algo peor), o a alguien de tu entorno seguro (miocarditis, infartos, pericarditis, turbocánceres, anomalías inexplicables en analíticas que no encuentran respuesta, cansancio extremo, asfixia, nublados mentales, problemas menstruales, histerectomías, intolerancias, alergias, hormigueo en las extremidades...) y que se sospeche que las inoculaciones experimentales hayan podido tener algo que ver. Cada vez son más los sanitarios que te dicen por lo bajini que eso de la vacuna ha sido un desastre. Y la mayoría ya no se siguen metiendo los pinchazos recordatorios.
Es la nueva normalidad. Esa en la que aparecen guerras de pronto, nos arrastran a participar en ellas, someten absolutamente la voluntad del pueblo —que no es consultado— y destinan sus impuestos por decisión ejecutiva. Para matar gente. Para destrozar otros pueblos. Creo que estamos secuestrados, sinceramente se lo digo.
Y por sus decisiones, nos aprietan bajo el "trágala", para seguir pagando impuestos astronómicos, que provienen de salarios de mierda, a los que hay que pegarles bocados para llenar el carro de la compra (lo del café es la muestra del resto: cinco euros un kilo antes de pandemia, y ahora son diez), pagar la factura del gas, la luz. Por no hablar de la montaña rusa de las hipotecas, de los palos a los autónomos, y de la precariedad de servicios públicos que nos dan a cambio. Creo que estamos secuestrados. Repito.
Se dedican a adoctrinar, a imponer discursos y mentiras basados en supuesta "ciencia", vendida al beneficio que supone tenernos a todos empastillados. Discúlpeme que esté hasta las narices de los conflictos de interés. Y sobre todo de que me mientan para sostenerlos con mis impuestos.
Se dedican a adoctrinar, a imponer discursos y mentiras basados en supuesta "ciencia", vendida al beneficio que supone tenernos a todos empastillados. Discúlpeme que esté hasta las narices de los conflictos de interés
Veníamos diciendo desde hace muchos meses ya que lo que está pasando en nuestro Estado no es normal ni es aceptable. Nos han marcado en el mapa como el panel solar de Europa. Total, les importa más la energía para sus grandes industrias, que nuestra alimentación y soberanía. Lo más triste es que estamos gobernados por los compinches que pondrán el culo en alguna silla financiada por esos fondos de inversión. Por eso, robarnos ahora no les preocupa. Su culo está asegurado.
Como le decía, venimos denunciando que están expropiando nuestras tierras, mintiendo y estafando a la gente con la instalación de placas solares en hectáreas de terreno. Que se supone, darán rentabilidad al propietario, quien abandonará los cultivos y la ganadería al ya no resultarle rentable. Ese mismo que se encontrará con unas placas que no rentan, que se comerá con patatas cuando haya que desmontar y que no serán el oro prometido. Amén del destrozo del entorno, de romper la estructura rural y acabar con la convivencia de los pueblos estafados y endeudados (miren el caso de Castejón y háganse una idea).
Que nos han estafado. Que nos han timado. Y lo han hecho mientras estábamos muertos de miedo por un virus que iba a hacer que los nietos asesinaran a los abuelos. Y para generar más terror, permitieron que el sistema acabase con los abuelos: encerrados, solos, tristes, deshidratados, descuidados. Por protocolo. Uno que, por cierto, se aplicó en todas partes, al mismo tiempo.
Mientras todo eso pasaba, mientras nos encerrábamos en nuestras madrigueras, y los pequeños negocios se destrozaban, se iban apareciendo por los pueblos ofertas de placas. Todo esto lo conté ya cuando hablé del maravilloso documental Vidas irrenovables, que todo el mundo debería ver para entender lo que nos ha llevado al apagón del pasado lunes y, lo que es más importante, la importancia de espabilar urgentemente para que esto no siga su curso planeado. Ya ha visto todo el mundo que podemos darnos por jodidos con un simple apagón que se hubiera prolongado cuatro o cinco días.
El detonante inicial está por destaparse. Tenemos todos muy claro que no será el gobierno quien nos cuente la verdad. Porque cada vez que ha tenido la oportunidad de explicarnos algo (como el covid, las guerras), nos ha mentido deliberadamente. Ha pasado página y ha instalado la nueva normalidad en la mente lobotomizada que sigue pasando páginas "históricas" sin darse cuenta de lo que supone su apatía para que esto se perpetúe.
Comenzaba este análisis refiriéndome al origen de la pandemia y las versiones dadas por Estados Unidos y China. ¿No le llama la atención que nuestro gobierno no haya hecho una investigación similar? ¿Por qué asumimos que lo que digan los demás, es suficiente y tampoco parece importarnos demasiado?
Es importante tener claro lo que ya se puede afirmar: nos han mentido con la panacea de las renovables, con la motivación real de forrarse los de siempre. A la vista está. Y han llamado negacionista, una vez más, a cualquiera que osase abrir la boca. Los coches eléctricos ya no se quieren dentro de los garajes. Al menos así se han pronunciado los expertos después de que alguno haya salido ardiendo (y no haya quien lo apague). Los coches eléctricos han sido otra de las trolas que ha tenido como beneficio el de algunos que los han vendido.
¿Cuántas estamos dispuestos a tragarnos?