¿Usted cree que a un servidor le gusta que VOX sea la tercera fuerza política en el Congreso de los Diputados? Pues mire, no me apasiona, no. Nada. Pero lo es. Y me guste más o menos, 3.640.063 españoles -entre los cuales unos cuantos millares de catalanes- votaron a VOX. Y, como VOX es la tercera fuerza en el Congreso de los Diputados tiene derecho a estar en la Mesa. Pero ahora le argumento el razonamiento y la otra cara de la moneda, porque primero querría hacer una previa de lo que ha sucedido hoy a la Cámara Baja española.

¡Qué escena, diosdetodosloscielos! Diputados de Ciudadanos y de VOX empujándose (literalmente) para ocupar un escaño lo suficientemente a la vista como para salir un momentito por TV. Como si fueran aquellos turistas que se pasan todas las vacaciones levantándose a las seis de la mañana para ir a dejar la toalla a primera línea de mar y después volver a dormir un rato. Qué imagen más triste y patética que, por otra parte, nos indica cómo puede ser esta legislatura si hay gobierno PSOE-Podemos, que yo creo que habrá. Me temo que el concepto filibusterismo parlamentario se quedará corto. Y ni con 5 Tribunales Constitucionales tendremos suficiente para tramitar la calidad de recursos que VOX les irá presentando.

Hecha la previa, volvamos a la presencia de VOX en la Mesa del Congreso. Esto de los cordones sanitarios está muy bien. Y lamentarse de que la extrema derecha esté en las instituciones también. Pero de vez en cuando también estaría bien plantearse por qué 3.640.063 de personas han votado a la extrema derecha. Y quizás estaría bien que algunos partidos a los cuales les interesa la existencia de VOX porque desgasta a sus rivales directos disimularan un poquito. Y también sería muy bonito que a algunos partidos no se les notara tanto que la presencia de la extrema derecha les permite convertirse en nuestros salvadores, sin que se lo hayamos pedido. Y quizás también sería un detalle entrañable que los partidos de la Gürtel y de los ERE se plantearan si alguna de las cosas que han hecho mal ha alimentado el discurso victimista del populismo ultra.

Sí, la ultraderecha está en la Mesa del Congreso de los Diputados. Y es porque el sistema les ha garantizado sus derechos, a pesar de ser unos racistas, unos xenófobos y de decir unas cuantas cosas a las cuales se les podría aplicar perfectamente el delito de odio. Es el mismo sistema que no tuvo más remedio que permitir ser candidatos a los presos políticos, que les dejó acreditarse como diputados, pero que después hizo lo posible para que no ejercieran.

VOX tiene derecho a estar en la Mesa del Congreso porque la democracia se lo garantiza. La misma democracia que impidió a cuatro diputados, un senador y un concejal del ayuntamiento de BCN elegidos por los ciudadanos, ejercer la responsabilidad por la cual fueron votados. Y casualmente es la misma democracia politico-judicial que ha decidido aplicar un cordón sanitario al independentismo.