El rumor circulaba desde hacía tiempo. José Maria Aznar y José Manuel Soria se parecían demasiado. Y no podía ser que dos personas tan iguales se encontraran en un espacio-tiempo tan coincidente: misma edad, residentes en la misma ciudad, los dos dedicados a la política, los dos del PP, los dos en el gobierno...
Al final, sin embargo, como siempre pasa, la verdad ha acabado brotando como la manga corta ha empezado a brotar hoy por las calles de nuestro país. Todavía falta confirmar ante qué fenómeno nos encontramos (referido al caso Soria-Aznar, el de la manga corta es porque hace calor, eso no es ningún misterio). Los expertos, sin embargo, apuntan a que se trata de un fenómeno de bilocación plural. O sea, efectivamente, es una sola persona, pero se mueve mucho.
¿Y, qué ha tenido que pasar para que flotara la realidad? Hasta ahora les era sencillo hacerse pasar por dos porque Hacienda no las había/lo había perseguido. Sin embargo, el concepto conocido como de “la casualidad definitiva” hace imposible disimular más. La persona que sale a los papeles de Panamá, el que se hace pasar por ministro en funciones y que cada día cambia de argumento, lo hace como cortina de humo para desviar la atención de sus otras irregularidades impositivas cometidas cuando se hace pasar por ex presidente.
Quien se hace decir Soria primero negó ser administrador de una sociedad disuelta el año 1995 y dijo que su nombre aparecía por error. 24 horas más tarde supimos que había sido secretario de una empresa hasta el año 1997 y entonces él dijo que lo desconocía. Ahora estamos con que firmó documentos de esta empresa de la cual él afirmaba no saber nada y referentes a su nombramiento como secretario.
Y mientras estamos entretenidos con eso, nadie habla de Famaztella (Familia Aznar Botella), empresa que, entre la liquidación complementaria y la multa, ha tenido que pagar 270 mil euros por haber facturado actividades profesionales a través de una sociedad. ¿Demasiadas coincidencias, no encuentra?
Sin embargo, a ver una cosa: ¿a quién se pensaban que engañarían? A mí no, por supuesto, porque yo soy muy listo. Y, además, me fijo mucho. Y ya le avanzo que mañana demostraré que Ana Botella y Ana Belén también son la misma persona. ¿O usted se piensa que las dos se llaman Ana por casualidad?