Ya hace unos días que Catalunya vive sin presidente vicario y resulta un gozo (también un síntoma horripilante) comprobar cómo la tribu se ha avezado rápidamente a subsistir con la máxima autoridad amputada por el enemigo, si es que nuestro desdichado Quim puede relacionarse con alguna forma de liderazgo o de ejemplaridad política que no sea afanarse por la propia ganancia. Dicen que el 131.º aprovechará su retiro dorado para construirse la oficina de antiguo presidente en Girona, una ciudad plácida y tranquila donde paseará sin que sus queridas bestias con forma humana, sean españoles o antiprocesistas, le recriminen este fraude inmenso de presidencia. Puestos a vivir comandados por líderes que expliquen nuestro espantoso presente, resulta gracioso que la máxima autoridad del país ahora sea Pere Aragonès, aquel chico que nos vendieron como uno de los cerebros más despiertos de ERC, liberal con estudios de pago que, después de fotografiarse reverenciando a don Fainé en muchas ocasiones, se enteró de la fusión de CaixaBank y Bankia leyendo La Vanguardia bien tranquilo.

Torra y Aragonès ejemplarizan perfectamente el nuevo orden de los eunucos, líderes políticos gemelos de los cortesanos, expertísimos en el arte de intrigar, pero castrados de cualquier tipo de iniciativa política efectiva. Hablar del antiguo presidente y del actual nuevo inquilino provisional de la Generalitat podría parecer una cosa para hacer chanza y pasar el domingo, pero de la misma forma que los líderes poderosos insuflan empuje y ambición a la sociedad a la cual guían, los eunucos que manipulan los espacios de poder regalan una oportunidad de oro a los caraduras para poder circular libres, escupir resentimiento, y normalizar una vida con el listón muy y muy bajo. No hay mejor forma de malvivir en paz con España que incrustar a la ciudadanía la idea de que su libertad será condicionada y que a la política mejor que vayas con pocas ganas de meterte en problemas. La desobediencia playmobil de Quim con la pancarta y esa cara de chico bien que pone Aragonès cuando dice que Felipe VI no es bienvenido en Catalunya forman parte de este mismo arte de vivir rendido.

El independentismo perderá siempre mientras piense que la culpa es de los otros y no asuma ningún tipo de responsabilidad por lo que no hace

Eso, queridos lectores, no es una reflexión meramente teórica. Todos, estoy seguro, habéis convivido alguna vez con uno de estos eunucos que aprovechan la cloaca de la pequeñez para ir flotando, que se os agarran a la piel para detectar las venas y que incluso os hacen reverencias cuando os las cruzáis por el Eixample. Este tipo de enanos se han crecido en el gesto servil (pensad en esta cadencia llorosa de Quim cuando nos vende la autodeterminación o la dobladura de espalda que Pere lleva estampada en los cromosomas), os habrán sonreído o incluso habrán buscado acariciaros: sin embargo, no tengáis ningún tipo de duda, tan pronto como huelan el poder les faltará tiempo para dirigir toda su ira reprimida a vuestra persona. Detectadlos cagando leches, creedme, porque el futuro en Catalunya será de ellos y os han tenido muchos años en el punto de mira. Creen que su desdicha es culpa de vuestro talento, que no han podido probar ningún muslo de princesa porque se las habéis robado todas, y aprovecharán su espacio público de pacotilla para inundaros el mar de sangre.

El independentismo perderá siempre mientras piense que la culpa es de los otros y no asuma ningún tipo de responsabilidad por lo que no hace. Admirad la fotografía de nuestros tres últimos presidentes haciendo honor a la moral del eunuco fotografiándose todos juntitos en Perpinyà con el único objetivo de contraprogramar la visita de Felipe VI en Barcelona. Tres presidentes y tres homenajes al quejica: Mas, que nos vendió un simulacro de referéndum que había pactado con el estado a cambio de convertirlo en una pura fiesta reivindicativa y por el que fue castigado a pagar una sanción que han acabado sufragando las tietes catalanas con la propina de Navidad. Puigdemont, que había prometido defender el resultado del 1-O y suspendió la DUI escudándose en una mediación europea ficticia que nunca ocurrió y que incumplió su obligación de defender las instituciones catalanas ante el embate del 155. Y finalmente, la última degeneración del eunuco, nuestro pobre Quim con su pancartita...

¿Estos son nuestros héroes, familia? No, compañeros, esta es la tríada que ha permitido la rendición más absoluta y humillante, los mosqueteros responsables de que hoy Catalunya sea el terreno óptimo para que los castrados acaben floreciendo; pues si estos mentirosos falsarios son el colmo de la desobediencia, ya me diréis si el listón no lo han dejado por el suelo. Torra, Aragonès... y no paséis ansia, que muy pronto y aunque parezca imposible la pantomima nos regalará unos microbios todavía más serviles. El futuro da mucho miedo, ya que no hay nada más temible que un país comandado por resentidos que han crecido siendo el hazmerreír de los otros compañeros de patio en la escuela. Preparaos, ciudadanos con talento y ambición, que van a por nosotros. Y resistid, que aunque luzcan corbata y farden de posición y de trono, son los mismos insectos que habíais aplastado hace años con una simple mirada. Los mismos.