Últimamente, a los políticos catalanes les ha vuelto el gustillo de hacer aquello tan pomposo del comunismo madrileño consistente en comunicarse a través de conferencias. Después de la charla de Pere Aragonès, ayer fue el turno de Jordi Sànchez que, a diferencia del futuro molthonorable, tuvo la delicadeza de vendernos la moto juntista de su "gobierno para hacer, gobierno para ser" con poco más de treinta y cinco minutos de chapa. Los partidos de la tribu deben ir cortos de pasta, porque sus speechwriters cada vez reciclan con más cara los discursos banales de campaña electoral. Antes de ir al meollo sobre el pacto de Govern, Sànchez repasó todos los greatest hits de este tipo de salmodias: exigió a ERC impulsar un nuevo pacto nacional para la industria, convertir Catalunya en el hub logístico del sur de Europa, llevar a cabo la transición energética del país, luchar contra la emergencia habitacional, gestionar con sensatez los fondos europeos Next Generation, entre otros clásicos como blindar el modelo de inmersión lingüística.

Con respecto a este último punto, es la opinión de este (escasamente humilde) ciudadano que eso de blindar el catalán tendría que empezar por no sepultarlo a base de repetir verbos execrables como interpelar o implementar como hizo Jordialapresó, pero eso son cosas de tiquismiquis. Bueno, dejemos los preámbulos y vayamos a lo importante: con respecto al Govern, Sànchez reclamó un pacto sólido que derivara en una administración "fuerte y estable" para evitar cualquier tentación tripartita de Dragon Khan (como la metáfora de la montaña rusa no debe ser lo bastante comprensible para los boomers, los juntistas últimamente añaden que el Govern no puede convertirse "en un Vietnam", que es algo igualmente intenso pero con mucha más carnaza). Con este objetivo, y citando el libro Tornarem a vèncer de Oriol Junqueras y Marta Rovira, Sànchez compró el enésimo intento de la mesa de diálogo aunque diciendo que, en caso de fracaso, el Consell per la República tendría que ser el encargado de afrontar un nuevo embate contra el enemigo.

Visto que Sànchez y Aragonès están perfectamente en sintonía a la hora de luchar por un nuevo espacio de diálogo con el PSOE, yo les haría una pregunta muy simple: ¿por qué no pactan con el PSC e invisten directamente a Salvador Illa? 

Esta, como veis, es la nueva palabra estrella del idiolecto cursi-procesista: embate. Según la canónica de la partitocracia indepe, y en eso parece que tanto Junts como Esquerra estarían de acuerdo, volvemos al punto de partida de regalar a los españoles la oportunidad de ser dialogantes con nuestras súplicas bajo amenaza de enfadarnos mucho y mucho si no nos hacen caso. Volvemos, en definitiva, a pedir un pacto político con una administración que ha declarado manta vez que no tiene ningún tipo de incentivo para dialogar. Eso Sànchez lo sabe perfectamente, y los conciudadanos también entienden que incrustar el Consell per la República (es decir, un organismo privado, no gubernamental ni votado por los catalanes) es una simple artimaña para que la tenue luz del exiliado de Waterloo no acabe de apagarse durante la presidencia Aragonès. Sea como sea, el secretario general juntista no acabó muy lejos de los republicanos, comprometiéndose a "ganar un espacio de negociación" con el Gobierno del PSOE si hace falta, literalmente, trabajándolo "día, tarde y noche".

Así pues, y visto que Sànchez y Aragonès están perfectamente en sintonía a la hora de luchar por un nuevo espacio de diálogo con el PSOE, aunque sea por última vez y te lo juro que no volveremos nunca más, yo les haría una pregunta muy simple: ¿por qué no pactan con el PSC e invisten directamente a Salvador Illa? Si, en definitiva, el compromiso que se adopta es crear un nuevo espacio de diálogo con una formación política (acabe o no en un referéndum), ¿por qué no empiezas negociando con esta misma fuerza que, de hecho, es la que ha ganado las últimas elecciones del país? Los lectores pensarán, con toda la razón del mundo, que eso comportaría regalar el Govern a un partido no independentista. Sí, respondo: exactamente como los que tenemos ahora, que presentan una hoja de incumplimientos con respecto al tema absolutamente impoluta. Se seguirá diciendo que si se quiere presionar por el diálogo es mejor hacerlo con los partidos indepes a la Generalitat. Vuelvo a responder: en absoluto, como manifiestan claramente los gobiernos de los últimos diez años.

Si Jordi Sànchez (o quien sea) quiere trabajar "día, tarde y noche" con el PSOE lo tiene muy fácil. Que empiece intentándolo con su sucursal catalana, que tiene más votos que su formación y total legitimidad para formar gobierno. A la hora de interpelar y de implementar cosas, Jordi, nada mejor que un socialista de toda la vida. Si tienes dudas, vete a la Diputación de Barcelona, que allí los convergentes negociaron con ellos muy rápido y con frutos muy tangibles. Eso sí que es ganar un nuevo espacio de diálogo, créeme. Y gracias de nuevo por la brevedad.