Los rebeldes houthis del Yemen, apoyados por Irán, han atacado con misiles y drones un destructor de los Estados Unidos y varios barcos comerciales, entre ellos, un barco de carga británico mientras transitaban por el Mar Rojo, escenario de una creciente tensión por la guerra en la Franja de Gaza. Los mismos rebeldes han reivindicado el ataque, que posteriormente ha confirmado el Pentágono en un comunicado, en el cual detalla que el destructor estadounidense, el USS Carney, "abatió una nave no tripulada de la insurgencia hutí que iba en su dirección" y que, después observó que un "misil balístico" había sido disparado contra un barco civil, que ha identificado como el Unity Explorer, con bandera de Bahamas pero operado desde el Reino Unido. Al recibir una petición de ayuda, el USS Carney ayudó al barco británico y todavía abatió a otro dron hutí.

El portavoz militar de los hutíes, Yahya Sari, había dicho en un discurso televisado que los insurgentes "llevaron a cabo una operación contra dos barcos israelíes" en el estrecho de Bab el Mandab, e identificó los barcos como Unity Explorer, con bandera de Bahamas, y Number 9, con bandera de Panamá, pero no mencionó al USS Carney.

Según informa el diario israelí Haaretz, la compañía británica que opera el Unity Explorer es propiedad de Danny Ungar, hijo del magnate israelí Rami Ungar. "Los dos barcos habían desoído los mensajes de advertencia de las fuerzas navales yemeníes", ha explicado Sari en un mensaje en Telegram, y ha advertido que "seguirán impidiendo que barcos israelíes o relacionados con israelíes naveguen por el mar Rojo y el mar de Arabia" hasta que se acabe la ofensiva en la Franja de Gaza. Antes de que se produjera, la Marina británica Operaciones Marítimas Comerciales (UKMTO) había instado a los barcos que navegaban por la zona a "tomar precauciones", ya que había registrado la presencia de drones.

El ataque supone una escalada importante en una serie de ataques marítimos ocurridos en Oriente Medio, que empezaron con el estallido de la guerra entre Israel y Hamás después de la masacre del 7 de octubre. En respuesta a la ofensiva israelí, los hutíes amenazaron con "no quedarse de brazos cruzados" y, desde entonces, han lanzado una serie de ataques con misiles y drones contra Israel que han sido interceptados por las defensas aéreas del Estado judío. Ante la ineficacia de sus ataques, los insurgentes amenazaron con atacar barcos con la bandera de Israel o propiedad de empresas israelíes que transitan por el mar Rojo, una de las vías de comercio marítimo más importantes del mundo.