Este sábado será el quinto día que Francia vivirá una noche caliente, con unos incidentes, aseguran fuentes policiales, como hacía años que no se veían en las grandes ciudades y en los suburbios y barrios de París. La muerte en Nanterre, en el norte de la capital, de un joven de 17 años abatido por la policía cuando intentaba escapar con un coche de un control, ha servido de excusa para una revuelta que se ha esparcido por toda la República con violencia extrema contra la policía. Las autoridades no saben como pararla, no tienen el control de la situación y hoy por hoy la receta solo es sacar más efectivos policiales a la calle, limitar el transporte público y, desde este sábado, unas razzias a internet para intentar identificar los perfiles anónimos que marcan los objetivos de los asaltos que cada noche hacen trabajar de lo lindo a la policía -que ha desplegado también equipos de intervención cómo la BRI, el GIGN y el RAID, por los escenarios con fuego real que se han reprimido en lugares como Lyon.

¿Pero quién se esconde tras las capuchas que están quemando Francia? Los analistas de Información de la policía francesa detallan en sus informes internos que se trata de personas muy jóvenes, de entre 14 y 18 años -la mayoría de los detenidos tienen esta edad- pero también se han detectado chicos mucho más jóvenes, incluso, de 12 años. Si bien no funcionan todos igual, la policía ha detectado que son muy ágiles al moverse por los escenarios urbanos donde intentan crear el caos y que tienen objetivos claros, que deciden en chats y aplicaciones digitales con cifrado, como el Telegram, pero que difunden en aplicaciones de fuentes abiertas como el Snapchat. Aprovechan todas las capacidades de las redes sociales, también Instagram y TikTok, para poder difundir vídeos que sirven, aseguran a los expertos, para captar a más personas a sumarse a las asonadas.

Movilidad que complica la actuación policial

Esta movilidad por todas las calles del distrito complican mucho el trabajo a la policía, que no se puede concentrar al proteger una zona o una edificación: si los alborotadores detectan presencia policial protegiendo algunos de sus objetivos, lo cambian por otro. Al mismo tiempo, también se ha detectado que existe también un objetivo claro de ataque contra la policía, provocando la reacción y la actuación de los equipos antidisturbios, que son fuertemente atacados con material pirotécnico y piedras. También se ha visto durante todas las noches de incidentes que uno de los objetivos es también el incendio de centros comerciales y el saqueo de tiendas.

Explosión contra la República

Más allá de la edad y de cómo se organizan, los analistas de la policía francesa también aseguran que la mayoría de las personas que estos días están participando en asonadas son originarios de las periferias de las grandes ciudades, espacios que durante años han sido abandonados políticamente y que ahora se han convertido en caldo de cultivo de una desafección, sobre todo entre los jóvenes hijos de los inmigrantes de África del Norte, que si bien tienen la nacionalidad de la República y, presuntamente, las mismas opciones que los ciudadanos con ocho apellidos franceses, han visto cómo la muerte del Nahel los interpelaba directamente y ha hecho explotar un polvorín que nadie, ni la izquierda ni la derecha, quería ver. Sin ir más lejos, durante el funeral del joven muerto, este sábado, después de la ceremonia en la mezquita de Nanterre se ha hecho una marcha multitudinaria donde, según Le Monde, se han dado gritos d'"Al·lahu-àkbar".

El cóctel es peligroso. Las condiciones socioeconómicas de las zonas en revuelta son importantes, pero de fondo también está la falta de arraigo, de sentimiento de pertenencia y respeto, a la sociedad donde viven, que han visto que pueden poner en juego la policía y, en definitiva, la República. De momento, aunque la revuelta parece que no tenga ningún objetivo más allá que crear el caos a todo el país, se esparce y las detenciones y actuaciones policiales no lo han conseguido sofocar.