Nueva muerte sospechosa del entorno de Vladímir Putin. Nikolay Petrunin, un multimillonario de 46 años que era popularmente conocido como 'el niño prodigio del gas', ha muerto repentinamente. Era el vicepresidente del Comité de Energía de la Duma Estatal rusa y diputado, y según recogen los medios locales rusos habría muerto por complicaciones en la covid. De hecho, aseguran que ya hacía varias semanas que estaba ingresado en un hospital, en estado grave, por la covid. Petrunin es el último ejecutivo relacionado con la energía, del entorno de Putin, que ha muerto desde el inicio de la guerra, ahora que ya va por el octavo mes. El 'niño prodigio del gas' fue condecorado el año 2018 con la Orden de Mérito de la Federación Rusa por su activa vida social y obras de caridad.

Muertes sospechosas del entorno de Putin

Petrunin se suma a la larga lista de altos ejecutivos relacionados con Putin que han muerto en extrañas circunstancias en los últimos meses. La primera muerte sospechosa fue el 24 de marzo, cuando el multimillonario Vasili Melkinov, que fue asesinado a puñaladas en presencia de su mujer y sus hijos. Posteriormente, el 19 de abril, se conoció la muerte de Vladislav Aavyev, el exdirector de Gazprombank, uno de los bancos rusos más importante, que apareció muerto en Moscú, mientras que, Serguei Protonsenya, uno de los máximos responsables de la importante empresa petrolera y de gas Novatek, se le encontró colgado en el jardín de su casa en Lloret de Mar, mientras que su mujer Natalya y su hija Maria fueron apuñaladas.

Solo unos días más tarde, en el mes de mayo, se encontró el cuerpo de Alexander Subbotin, el exgerente principal de la petrolera Lukoil. En esta ocasión, los medios rusos aseguraron que apareció en la casa de un chamán, en el nordeste de Moscú. Según lo que explicaron los medios vinculados al Kremlin, Subboten estaba allí para encontrar una cura contra la resaca que incluía el veneno de sapo. En el mes de junio, dos exaltos cargos de la red social VK, el Facebook ruso, murieron en un accidente de tráfico. Serguei Merliakov y Vladímir Gabrielyan viajaban en un todoterreno, que volcó y finalmente, acabó en el mar. Sus cuerpos fueron encontrados en una de las orillas. Pero las muertes, presuntamente repentinas, no se detienen. Las últimas que se habían conocido fue en septiembre, cuando se notificó que Ravil Magánov, presidente de la compañía energética Lukoil, que perdió la vida después de precipitarse por la ventana del hospital en el cual estaba ingresado.

La sombra de la duda sobrevuela estas muertes, e incluso, los opositores al régimen de Vladímir Putin acusan el FSB, el Servicio de Seguridad ruso, heredero del KGB, de estar detrás de estas muertes sospechosas.