El FBI ha identificado a algunos de los seguidores de Donald Trump que participaron en el asalto al Capitolio del miércoles y ha pedido la ayuda ciudadana para localizarlos. La agencia federal los está acorralando. 

En un tuit publicado por el FBI de Washington se ha anunciado que "el FBI pide la ayuda del público para identificar a aquellos que entraron ilegalmente en el edificio del Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero". Además, ofrece 50.000 dólares a todo aquel que pueda aportar información sobre estos individuos.

En el comunicado, titulado "Buscando información" se informa de que "el departamento local de Washington del FBI solicita la asistencia del público con el fin de identificar a las personas que entraron ilegalmente en el edificio del Capitolio de los Estados Unidos el 6 de enero, 2021, en Washington, D.C.. "Se pide las personas que tengan información sobre estos individuos o todo aquel que haya sido testigo de acciones violentas en el Capitolio o cerca de la zona, que se ponga en contacto con la línea telefónica gratuita del FBI", se ha añadido.

 

Muere un policía

La Fiscalía General ha abierto un caso criminal federal por la muerte de un policía en el asalto a Congreso según han informado este viernes varios medios locales.

La policía ha informado que el agente, Brian Sicknick, murió este jueves "a causa de heridas que sufrió cuando estaba trabajando" en el asalto a Congreso. La versión oficial indica que Sicknick resultó herido "mientras se enfrentaba físicamente a los manifestantes", pero algunos medios han indicado que fue golpeado en el jefe con un extintor de incendios por uno de los asaltantes.

El agente sufrió un "colapso" cuando volvió a su oficina, de forma que lo trasladaron al hospital, donde murió 24 horas después.

La muerte está siendo investigada El FBI, por la sección de homicidios del Departamento de la Policía Metropolitana de la capital y por la policía del Capitolio.

Emergencia pública

De momento, al menos 52 personas han sido detenidas tanto en el interior del Capitolio como en otros emplazamientos de la capital norteamericana. Unas 30 fueron arrestadas por violaciones del toque de queda que impuso la alcaldía de Washington a partir de las 18.00 horas. La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, ha ampliado durante quince días más el estado de emergencia pública en la capital, hasta después de la investidura del presidente electo, Joe Biden, prevista para el 20 de enero.

Los agentes policiales encontraron y desactivaron dos bombas caseras en los alrededores de las sedes de los comités nacionales de los partidos demócrata y republicano. También encontraron un vehículo en el terreno del Capitolio donde había un rifle y hasta diez cócteles molotov, según informó la cadena CNN.

Uno de los detenidos es Richard Barnett, un hombre que entró en el despacho de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Al detenido, que sentó a la silla de Barnett, se le imputan tres delitos: entrar y permanecer en un espacio restringido, entrar de forma violenta y robar propiedad pública.

También ha sido detenido, Aaron Mostofsky, hijo de un juez del Tribunal Supremo de Brooklyn, según el New York Post. 

Mostofsky es el hijo de Shlomo Mostofsky, una figura destacada de la comunidad judía ortodoxa, y que fue elegido a la corte el enero pasado, según el diario Gothamist.

El detenido, que asaltó el Capitolio con un disfraz de piel y un escudo antidisturbios de la policía, había explicado el miércoles a The Post que tenía la intención de ir a protestar por el que considera una "elección robada". “Fuimos engañados. No creo que 75 millones de personas votaron por Trump; creo que fue cerca de los 85 millones. Creo que ciertos estados que han estado rojos durante mucho de tiempo se volvieron moratones y fueron robados, como Nueva York” aseguró.

Aaron Mostofsky al Capitoli / EFE

Aaron Mostofsky al Capitoli / EFE

Uno de los asaltantes vende un atril del Capitolio

La cara más visible del asalto fue el hombre con el sombrero con cuernos y el pecho descubierto con tatuajes, pero la sonrisa de la opinión pública, muy probablemente, se la llevó el afortunado que se marchó a casa con el atril robado.

El usurpador de atriles subastó el objeto por eBay y recaudó 12.000 euros, pero finalmente las autoridades suspendieron la licitación al tratarse de un objeto robado. El hombre sonriente no pudo lucrarse, pero, de todos modos, ha generado gran expectación y se está sacando un dinero extra. Según The New York Post, el que sí que se está vendiendo, aprovechando "el histórico" momento y la confusión de los compradores, son fotografías del atril.