La reunión de los 28 que se celebró ayer acabó con una frase muy contundente: "Los días de inmigración irregular hacia Europa han terminado". Eran palabras del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que confirmaban un pacto entre los jefes de estado y de Gobierno de la Unión, por el que se comprometen a colaborar con Turquía para rebajar los flujos de inmigrantes hacia la UE. El acuerdo pretende frenar tanto inmigrantes ilegales como refugiados de todos los orígenes, también los provenientes de Siria, a pesar de venir de un país en conflicto y que, por lo tanto, tengan derecho a pedir asilo para recibir protección internacional.

Todos aquellos que lleguen a las costas griegas de manera ilegal serán automáticamente devueltos a Turquía. Como contraprestación, la Unión Europea se compromete a dar a Ankara 3.000 millones de euros para mantener un asilo de refugiados en este país de forma legal y acordada. De esta manera el gobierno turco se compromete a aceptar la devolución de "todos los inmigrantes irregulares que crucen desde Turquía a las islas griegas siempre que la UE se haga cargo de los costes" de repatriación, según la declaración conjunta de los mandatarios europeos.

Las contraprestaciones, sin embargo, no serán únicamente económicas. La UE también agilizará la liberalización de visados a los turcos que quieran viajar por el viejo continente, y también se comprometen a ayudar a Turquía en su proceso de ingreso en la Unión. Concretamente los socios europeos aseguran que prepararán "cuanto antes mejor" la apertura de hasta cinco nuevos capítulos en el proceso de adhesión de Turquía a la UE.

Reunión en Bruselas para abordar la crisis de los refugiados / Atlas

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el primer ministro de Turquía, Ahmet Davutoğlu, ya acordaron el jueves pasado que Ankara aplicaría el acuerdo bilateral de readmisión con Grecia para todos los inmigrantes que no necesiten protección internacional, y también para aquellos interceptados en aguas turcas. Suecia ya dijo que no tenía el mandato para tomar una decisión así, sin consultar su parlamento nacional. Unas dudas que se suman a la oposición de Hungría y de los otros miembros del grupo de Visegrad -República Checa, Eslovaquia o Polònia- y que impidieron cerrar el acuerdo ayer de madrugada. Así pues, hasta dentro de diez días no se acabarán de perfilar algunos detalles y será entonces cuando se dará por cerrado el acuerdo.

(Fotos: EFE)