Rusia ha lanzado este viernes otro ataque con misiles en Kyiv y otras ciudades ucranianas. La capital ucraniana ha registrado este viernes varias explosiones después de que las sirenas antiaéreas sonaran a todo el país. La intención, según parece, probar las defensas ucranianas, intimidar a los aliados, y advertir al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que las visitas a Bruselas, no gustan en el Kremlin.

Las fuerzas aéreas de Ucrania han dicho que habían hecho caer 61 de los 70 misiles de crucero y cinco drones de fabricación iraní. Las cifras incluyen una ola interior de 35 cohetes S-300 disparados el jueves por la noche. Estos cayeron cerca de Járkov y Zaporiyia. Se cree, sin embargo, que Rusia disparó hasta 100 misiles contra Ucrania este viernes.

¿Qué hay detrás de los ataques del Kremlin de esta semana?

Además de ser una clara advertencia para Zelenski y el tour de las últimas horas por Europa, probar las defensas del país y provocar intimidación, según el portavoz Yuri Ihnat, el Kremlin parecería estar realizando un "ataque de reconocimiento" antes de una posible gran ofensiva. Los gobiernos occidentales esperan que Vladímir Putin ponga en marcha una ofensiva antes de acabar el mes, haciéndolo coincidir con el aniversario el día 24 de febrero de la invasión a gran escala.

Ihnat dijo que las fuerzas rusas "tradicionalmente" enviaban cohetes y drones desde posiciones orientales a Rusia y el mar de Azov. El viernes, sin embargo, Moscú lanzó misiles de crucero Kalibr desde una fragata y un submarino al Mar Negro, así como desde la ciudad del sur ocupada de Tokmak.

La red eléctrica del país, gravemente perjudicada

El ministro de Energía, German Galushchenko, ha dicho que Rusia había atacado instalaciones eléctricas en seis regiones con misiles y drones, un hecho que ha provocado apagones en la mayor parte de Ucrania, según habría informado Reuters. El primer ministro ucraniano, Denis Shmyhal, ha dicho que la generación de energía nuclear se había caído al 44% y hasta el 75% de la capacidad de energía eléctrica.

El contexto de la contraofensiva rusa

Los ataques se han producido un día después de que Zelenski finalizara una gira de aliados europeos para presionarlos y pedirlos armas de largo alcance y aviones de combate. "Londres, París, Bruselas: en todas partes he hablado estos últimos días sobre cómo fortalecer a nuestros soldados. Ha entendidas muy importantes y recibimos buenas señales", ha dicho en el ya tradicional vídeo-discurso de las noches. "Eso hace referencia a misiles y tanques de largo alcance y al siguiente nivel de nuestra cooperación: aviones de combate".

El objetivo de Rusia para este febrero

Paralelamente, al otro lado, el Kremlin necesita celebrar alguna cosa este mes, para conmemorar que el día 24 de febrero. El objetivo es acosar a las tropas ucranianas en la región del Donbás. Y la intención de Moscú es seguir enviando a más tropas adicionales para esta nueva ofensiva.

Ucrania hace días que avisa. "Las batallas por la región se están intensificando", ha dicho Pavlo Kyrylenko, gobernador de Donetsk, en declaraciones en la televisión. "Los rusos están poniendo en marcha nuevas unidades a la batalla y erradicando pueblos y municipios". Las tropas rusas están ubicadas en la región de Donetsk, que junto con la vecina Lugansk forman la región del Donbás.

Precisamente en Lugansk, el gobernador Serhiy Haidai, ha dicho que los bombardeos habían disminuido porque "los rusos han estado ahorrando municiones para una ofensiva a gran escala". Hablando con el medio de noticias Vot Tak, ha dicho que "cada vez más" reservistas rusos se dirigían hacia Lugansk, después de que los informes de Moscú aseguraban que estaban acumulando tanques y personal en la región de Lugansk en los últimos meses. "Probablemente, necesitan unos 10 días con el fin de reunir las reservas", ha expuesto el mismo Haidai. Por lo tanto, todo podría comportar que estuvieran preparando una ofensiva durante la segunda quincena de febrero o hacerla coincidir por el aniversario de los 365 días de guerra en Ucrania.

 

Imagen principal: el presidente ruso, Vladímir Putin, en una reunión en Moscú / Efe