Esta mañana el Reino Unido todavía se ha despertado en un profundo estado de choque. El asesinato ayer de la diputada laborista Jo Cox ha dejado a los británicos muy conmocionados y ha obligado a detener la campaña por el Brexit, a menos de una semana para la fecha clave, el próximo 23 de junio. Todavía no se sabe si hay relación entre el atentado mortal a la diputada y el acto electoral a favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea donde iba a participar, pero lo que está claro es que ayer todo el mundo guardó los trajes de campaña. 

Los británicos, tanto los europeístas como los euroescépticos, condenaron enérgicamente los hechos, abandonaron sus posiciones, y lloraron la muerte de la diputada. Nadie lo aprovechó para hacer campaña en ninguno de los dos sentidos, ni para hacer ningún tipo de acusación. Así son los británicos. 

Este viernes la campaña sigue parada, las banderas del país ondean a media asta y los partidos tratan de estudiar cómo afrontan la recta final de la campaña, ahora manchada de sangre. Todos los actos de hoy se han pospuesto, también la presentación por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) de un informe sobre el estado de la economía del Reino Unido que no verá la luz hasta mañana. Hoy sólo hay lugar para el luto.

Poco a poco, sin embargo, Gran Bretaña tendrá que levantarse y recuperar la normalidad en la campaña por el Brexit. El jueves que viene los británicos están citados en las urnas para decidir si quieren poner fin a más de 40 años de unión con Europa o si quieren seguir siendo miembros del grupo de los veintiocho. 

Durante estos últimos días la campaña había ido subiendo de tono, los políticos habían intensificado sus actos, y algunos de los principales diarios del Reino se habían posicionado abiertamente por una de las opciones, incluso pidiendo el voto. Además, las encuestas de los últimos días mostraban un avance de los partidarios del Brexit, que algunos hoy ya dicen abiertamente que quizás habían cogido un tono demasiado duro en esta recta final de la campaña. 

Mientras las encuestas daban alas a los euroescépticos, los poderes económicos y políticos de la unión intensificaban la campaña sobre los efectos negativos para la economía, acompañadas de una importante bajada de la bolsa y de una caída de la libra en los últimos días. También la City de Londres, el distrito financiero de la capital inglesa, salía al paso y tomaba posiciones en contra la salida de la UE.

A pesar del luto que hoy vive el país, algunos ya han hablado del posible efecto que podría tener el trágico atentado en la decisión de los votantes británicos para el próximo 23 de junio. Vaticinan que podría ayudar a los europeístas a evitar la fractura con Bruselas. De hecho, las bolsas esta mañana así lo indicaban cuando han abierto con un destacado ascenso y también cuando la cotización de la libra esterlina ha ganado posiciones.