La relación entre Cataluña y Flandes no se inicia con Carlos de Gante, el nieto de los Reyes Católicos que a principios del siglo XVI reunió la herencia paterna (Austria, Borgoña y Países Bajos) y la materna (las coronas catalanoaragonesa, castellanoleonesa y navarra), para crear la que, durante más de cien años, sería la primera potencia mundial. La investigación historiográfica reciente ha revelado que la relación catalano-flamenca se remonta al siglo XIII, cuando Brujas, la capital del condado independiente de Flandes, era el principal emporio mercantil del Atlántico europeo; y Barcelona, la capital del Principado de Cataluña, lo era de la mitad occidental del Mediterráneo.

Y esto es lo que iremos a “descubrir”. Esta relación que se remonta a aquellos primeros viajes navales del siglo XIII y con el establecimiento del Consolat de Mar catalán en Brujas (1330) que promovió la creación y existencia de un “barrio catalán” de la Virgen del Carmen en la capital de Flandes. Y iremos a descubrir la explosión artística (a través de la arquitectura y el urbanismo) que impulsó esta riqueza económica; que atrajo la culta y prestigiosa diáspora judeocatalana de 1492, con Joan Lluís Vives como máximo exponente; o el horrible régimen de dominación hispánico, que con el Tribunal de Tumultos inquisitorial provocaría la masacre de 20.000 civiles en Amberes (1568).

¿Cuándo vamos?
Del 4 al 9 de junio de 2026.
¿Cómo vamos?
En avión.
¿Adónde vamos?
Brujas, nuestro campamento base
Brujas, la capital de Flandes, será el campamento base de nuestra “aventura flamenca”. La llamada “Venecia del norte” por su extensa red de canales urbanos, será el escenario de nuestros “descubrimientos” durante los dos primeros días y cada tarde de nuestra “aventura flamenca” al regreso de nuestras “tournées” diarias por el país. Brujas nos espera por la curiosa trama urbana, surcada por canales, que recorreremos a bordo de una barca. El despliegue urbanístico moderno de la ciudad, alejado del centro, ha preservado el núcleo histórico; y la navegación a través de sus canales es una experiencia que nos transporta, a través del túnel del tiempo a la Brujas de la edad media.

En Brujas, nos esperan los grandes edificios de su trama urbana histórica. La iglesia de Nuestra Señora (Flandes es la excepción de tradición católica dentro del mundo de habla neerlandesa); con su extraordinaria Madonna de Miguel Ángel. Nos esperan, también, la plaza del Burg (con el palacio comunal, la basílica de la Santa Sangre y sus chocolaterías tradicionales) y la plaza del Gran Mercado (con su belfort, la torre-campanario que, con 83 metros de altura, simbolizaba las libertades civiles de aquella rica sociedad medieval). Y nos espera el muelle del Rosario, con sus tabernas que, a todas horas fríen patatas, y que es el testimonio que explica el inicio de aquellas historias.

Iprés y la I Guerra Mundial
Otra de las etapas de nuestra “aventura flamenca” será Iprés (a cincuenta kilómetros al sur de Brujas). En Iprés nos sumergiremos en los grandes escenarios de la I Guerra Mundial (1914-1918), como los impresionantes cementerios militares de Tyne Cot y de Langemark; o el punto estratégico denominado Colina 60 —con su espectacular cráter formado por la explosión de las bombas—; hoy tan silenciosos que se oye el silbido del viento, pero en otro momento un infierno de fuego. Espacios que explican miles de vidas y proyectos personales que se esfumaron bajo la tormenta de plomo de aquellas brutales batallas.

Iprés no es, tan solo, el recuerdo de la I Guerra Mundial. Es, también, uno de los mejores ejemplos de la evolución histórica de las ciudades medianas y pequeñas del país. Iprés nos espera para mostrarnos su trama urbana medieval; una explosión de gótico civil que va desde la majestuosa plaza de Grote Markt (el gran mercado), presidida por el espectacular edificio de Lakenhallen (la Lonja de los Paños); hasta la impresionante catedral de San Martín; pasando por la más modesta Iglesia anglicana de San Jorge y la Puerta de Menin, donde asistiremos al emotivo “Last Post”, una ceremonia que se celebra diariamente en recuerdo a los soldados aliados muertos durante la I Guerra Mundial.

Gante, la capital cultural de Flandes
Otra de las etapas de nuestra “aventura flamenca” será Gante, considerada la capital cultural de Flandes. Gante, a cincuenta kilómetros al este de Brujas. Fue la primera capital del condado de Flandes (siglo X); y fue la cuna de la revolución contra la dominación hispánica (siglo XVI). A Gante nos desplazaremos en tren desde Brujas en un trayecto de unos treinta minutos que discurrirá por los verdes campos de la llanura de Flandes que, durante siglos, han inspirado a grandes pintores. En Gante “descubriremos” la trama urbana de la que había sido el principal centro productor de paños de los Países Bajos y la ciudad más grande del centro y norte de Europa durante la Edad Media.

“Descubriremos” el fabuloso Gravensteen (el castillo de los condes independientes de Flandes entre los siglos XII y XV y allí donde nació Carlos de Gante, el nieto y heredero de los Reyes Católicos, en el año 1500). Y “descubriremos”, también, la Catedral de San Bavón, con su extraordinario Políptico, un retablo con veinticuatro escenas bíblicas; conocido, también, como “la Adoración del Cordero Místico”; y que es considerado una de las obras maestras de la pintura renacentista. Gante nos mostrará, también, sus canales —que rodean el núcleo histórico de la ciudad— y la principal arteria urbana de la parte antigua, la Cataloniëstraat, que explica una larga y desconocida relación con nuestro país.

Amberes, la tierra de los juncos
Amberes será otro de los destinos de nuestra “aventura flamenca”. Edificada sobre el delta del río Escalda; fue, durante siglos, un pequeño pueblo en medio de la tierra de los juncos. Pero, a caballo del año 1000, iniciaría su transformación para devenir uno de los grandes puertos del Atlántico europeo y una gran ciudad mercantil. Amberes es, en buena parte, la historia de la lucha por su independencia económica y política y la historia de las luchas contra el aparato de dominación hispánico. Y es, también, la historia de las grandes sagas de impresores, de talladores de diamantes y de elaboradores de cervezas de mil gustos diferentes, que han forjado el carácter de la ciudad

Zelanda, pólderes, tulipanes y algo más
Nuestra “aventura flamenca” culminará con una incursión en la provincia neerlandesa de Zelanda, al sur de Países Bajos. Zelanda (que en neerlandés significa “Tierra del Mar”) es un brazo de tierra que acompaña al río Escalda en su tramo final. Y es conocida como la región de los molinos, de los pólderes y de los tulipanes. Pero nosotros vamos allí para “descubrir” aquellos elementos que, más allá de los tópicos, explican su existencia; y “callejearemos” pausadamente por las pequeñas ciudades de Veere y Middelburg y conoceremos las historias de los “Rondadores del Mar” (los temibles piratas del siglo XVI) o de la heroica resistencia a la ocupación nazi durante la II Guerra Mundial.

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