Tal día como hoy del año 1919, hace 104 años, se iniciaba la huelga de la Canadiense, que se convertiría en uno de los hitos más relevantes del movimiento obrero catalán. Esta huelga, que empezó en los talleres barceloneses de la empresa hidroeléctrica Riegos y Fuerzas del Ebro, S. A., filial de la Barcelona Traction, Light and Power, conocida popularmente como la Canadiense, en pocos días se extendería por todo el sector energético y de los transportes de Catalunya. La huelga adquiriría una gran dimensión social y culminaría con la consecución de la gran reivindicación de la clase obrera: la jornada laboral de ocho horas. Catalunya sería el primer país de Europa en alcanzar este hito.

El conflicto laboral entre la dirección y la plantilla de Riegos y Fuerzas del Ebro estalló unos días antes, a finales del mes de enero de 1919. La dirección introdujo cambios en las condiciones de trabajo del personal de facturación que representaban una disminución de los sueldos. Los afectados pidieron asesoramiento al sindicato CNT y la dirección respondió con el despido de ocho trabajadores. El 5 de febrero el resto de personal de facturación se declaraba en huelga de brazos caídos, a lo cual la dirección respondería, esta vez, con ciento cuarenta trabajadores despedidos. Aquella medida sería la espoleta de una gran huelga que, el mismo día, se extendería al personal de producción y distribución.

La huelga de la Canadiense concluyó, también, cuando la patronal y el Gobierno aceptaron los otros puntos principales de las reivindicaciones obreras: liberación de los trabajadores encarcelados por la represión policial y militar desatada por el Gobierno (unos 4.000), incrementos salariales para hacer frente a la crisis de consumo que afectaba al Estado español después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), reconocimiento de la capacidad legal de los sindicatos en la negociación de los conflictos y readmisión de todos trabajadores despedidos por el simple hecho de haber secundado la huelga. No obstante, el Gobierno mantendría encarcelados a algunos de los líderes sindicales hasta finales del año 1919 e, incluso, consta que en algunos casos aplicaría la "ley de fugas".