Tal día como hoy del año 1814, hace 208 años, en Viena (capital del Imperio austrohúngaro); se celebraban las primeras sesiones del Congreso de Viena, que reunían a los representantes diplomáticos de las potencias ganadoras en el conflicto de las guerras napoleónicas (1803-1815). Las potencias representadas en aquel congreso eran: el Imperio austrohúngaro, Rusia, Prusia, y Gran Bretaña. Las primeras recepciones se produjeron el día 1 de octubre anterior, pero las primeras sesiones formales no se celebrarían hasta el 8 de octubre.

En aquel congreso se decidió, entre otras cosas, recuperar el dibujo del mapa europeo anterior a 1803 (inicio de la expansión del Imperio napoleónico). Y Catalunya, que había sido incorporada al Primer Imperio francés después de que los reyes españoles Carlos IV y Fernando VII hubieran vendido la corona a Napoleón (Bayona, 1808); fue escondida, de nuevo, en el reino de España. La primavera política y cultural que Barcelona había vivido durante la etapa napoleónica (1808-1814), se acabó repentinamente; y la ciudad quedó sumida en la tiniebla del nuevo régimen absolutista español del retornado Fernando VII.

También, después de aquel congreso, se hizo evidente la grieta que separaba las dos Catalunyas: el país urbano, industrial y liberal, que había abrazado la modernidad francesa y la tradición republicana del régimen napoleónico; y el país rural, agrario y tradicionalista, que se había opuesto porque el discurso que asociaba el progreso material y cultural con la destrucción del estilo de vida y de la cultura tradicionales, había arraigado con mucha fuerza. Aquella grieta precipitaría las Guerras Carlistas, tres conflictos civiles consecutivos que en Catalunya serían especialmente sangrantes.