Tal día como hoy, hace 97 años, nació en Balaguer (la Noguera) Teresa Pàmies; escritora, periodista y política. Progresista, feminista y revolucionaria. La voz de miles de exiliados republicanos anónimos que hicieron del sueño del retorno el motivo de vivir. La vida de Teresa estuvo intensamente marcada por las circunstancias históricas de su tiempo: la revolución, la Guerra Civil, la derrota y el exilio. Y su obra es un relato de estas circunstancias. Testament a Praga (1970), su obra más premiada, es una emotiva recopilación de notas autobiográficas de su padre, el dirigente revolucionario Tomàs Pàmies.

Para entender el compromiso político de los Pàmies (padre e hija) hay que observar con detenimiento el paisaje social de las comarcas de Lleida a principios del siglo pasado. La Revolución Industrial había arraigado muy tímidamente y el sector agrario todavía dominaba la economía. Los obreros industriales trabajaban para malvivir. Pero los jornaleros campesinos eran los que lo hacían en peores condiciones. Lleida era un reducto del caciquismo. Tierra de emigración hacia los centros industriales del país y cuna de dirigentes relacionados con el obrerismo: Salvador Seguí y Lluís Companys, por ejemplo.

En Barcelona, Teresa –con sólo 17 años– se convirtió en una destacada dirigente de las juventudes del PSUC. Y con 19 años y medio (1939) pasaba a Francia para iniciar el largo camino de un exilio que tenía que durar 32 años. Fue durante este periodo, primero en Belgrado y después en Praga, que se convirtió en la voz de los exiliados republicanos anónimos. A través de su tarea como periodista radiofónica. Y después, en Catalunya a partir de 1971, se convertiría en la conciencia escrita –a través de su obra literaria– de la mayor tragedia humana de nuestra historia contemporánea.