Tal día como hoy, hace 91 años, el teniente general Milans del Bosch, gobernador civil de Barcelona, ordenaba la clausura del Camp de les Corts, el estadio del F.C. Barcelona. Los hechos que la motivaron remontaban a medio año antes. El F.C. Barcelona tenía que jugar un partido de fútbol amistoso contra el C.E. Júpiter -entonces uno de los equipos potentes de la ciudad. El partido debía ser un homenaje de la sociedad barcelonesa al Orfeó Català -entidad bandera del catalanismo cultural- que había sido represaliada por el mismo Milans del Bosch -hay que apuntar que sería el abuelo del golpista del 23-F- en el contexto político de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1929) en el reinado de Alfonso XIII.

El club blaugrana, después de múltiples gestiones, obtuvo la autorización gubernativa. Pero Milans del Bosch -en un acto de soberbia despótica- ordenó interpretar -en los momentos previos al partido- el himno español, la Marcha Real. La respuesta de los 30.000 espectadores que llenaban las gradas fue una pitada monumental que enmudeció el himno. En cambio, cuando la banda musical de la British Royal Marine, que aquellos días estaba en Barcelona, interpretó el himno británico, el público le dedicó una salva de aplausos. El Gobierno español, contrariado e irritado, optó por mostrar su cara más autoritaria y punitiva, y ordenó la clausura de Les Corts durante seis meses.

Milans del Bosch era un siniestro personaje muy temido. Con el estallido de la gran crisis de 1918, como gobernador militar colaboró estrechamente con Martínez Anido -gobernador civil de quien se sospechaba que había urdido el asesinato de Layret- en la represión armada de las huelgas obreras. Armó al Somatén -grupos paramilitares de ideología ultracatólica- que aterrorizaban a los huelguistas. Y armó también a los pistoleros de la patronal -delincuentes convertidos en mercenarios- que asesinaban a los líderes obreros. Uno furibundo anti-obrero -y anticatalanista- que alimentó -a propósito- el clima de violencia que desembocaría en la guerra urbana del pistolerismo sindical.

Alfonso XIII, Primo de Rivera, i Milans del Bosch