Tal día como hoy del año 1506, hace 514 años, en Villafáfila (Corona castellano.leonesa) Fernando el Católico firmaba la llamada Concordia de Villafáfila, que implicaba, principalmente, su renuncia al testamento de su difunta esposa Isabel la Católica (1504): “si be la hereva del tron dels regnes de Castella i de Lleó era la seva filla Joana, el rei Ferran administraria i governaria aquesta herència en el seu nom fins que l’infant Carles (fill de Joana i net dels Reis Catòlics) complís vint anys”.

Aquella renuncia vino forzada por la fuertísima oposición de las oligarquías castellanoleonesas al cumplimiento de las últimas voluntades de su reina. Desde la muerte de Isabel la Católica (26/11/1504) hasta la firma de la pretendida concordia (27/06/1506); el rey Fernando fue sometido a una presión política indescriptible (con el único propósito de obligarlo a renunciar) que quedaría plasmada en la expresión que resume aquella maniobra y que ha quedado para la historia: "Viejo catalanote, vuélvete a tu nación".

Otro aspecto muy importante que se desprende de aquel acto -y que desenmascara la historiografía nacionalista española- es la incapacitación de la princesa Juana, mal llamada "la Loca". Esta historiografía tradicionalmente ha sostenido que Joana habría enloquecido a causa de la muerte inesperada de su marido Felip Habsburgo -nombrado "el Hermoso". Pero en cambio en Villafàfila (y el día siguiente en la ratificación en Benavente), las oligarquías castellano-leonesas entregaban la corona a Felipe, prácticamente en solitario.

No obstante, la Concordia de Villafàfila no era más que la culminación de una profunda crisis, abierta con la muerte de Isabel, que se había saldado con la derrota política de Ferran. Pero aquella concordia tendría una existencia efímera. Tres meses después (25/09/1506) moría inesperadamente y de manera sospechosa Felipe Habsburgo. Aquella muerte llenó la corte castellano-leonesa de un manto de terror. Y el "viejo catalanote" volvió a Castilla como regente, reclamado por las mismas oligarquías que lo habían expulsado.