Siguen presos pero están en Lledoners y Puig de les Basses en lugar de en Estremera, Alcalá Meco y Soto del Real. No reciben trato de favor pero las dos primeras autoridades de Catalunya, el president de la Generalitat, Quim Torra, y el president del Parlament, Roger Torrent, así como otros miembros del Govern, les han visitado nada más llegar a los centros penitenciarios en que pasarán los próximos meses. La injusticia de la prisión no cambia, la exigencia de libertad inmediata que se ha venido reclamando desde el primer momento se refuerza, pero Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Oriol Junqueras y Raül Romeva sí han empezado a notar que su condición de presos políticos les es reconocida dentro de la prisión. Lo mismo que Carme Forcadell y Dolors Bassa.

Lledoners y Puig de les Basses han vivido estas primeras horas una situación tan excepcional como anómala. No entran entre cámaras de televisión miembros del Govern, del Parlament y del Ayuntamiento de Barcelona al interior de las prisiones a dispensarles apoyo, afecto y reconocimiento, si no es en medio de una situación política tan brutal como la actual y emocionalmente tan al límite como la que se vive en Catalunya con sus presos políticos. Ni tampoco participan después en las concentraciones convocadas por la ANC, Òmnium y los familiares para pedir su puesta en libertad. Lledoners y Puig de les Basses son a partir de ahora espacios de denuncia internacional de una situación insólita de una prisión provisional que en algunos casos ya dura más de ocho meses por unos delitos que no tienen ni la gravedad que se sostiene en el auto acusatorio ni la excepcionalidad que se les aplica desde el Tribunal Supremo.

"Volvemos a estar en Catalunya y estamos muy contentos; la luz, en el Mediterráneo, tiene otro color, parece más amarilla. El relato con el que nos acusan es falso, la libertad llegará", son palabras de Jordi Sànchez al ingresar en Lledoners. "Estoy muy contenta de estar en Catalunya. Con las personas que quiero y me quieren. Con mi gente y en mi país. Pero continúo injustamente en prisión. Cerca de casa no es en casa", ha señalado también desde su cuenta de Twitter Carme Forcadell, ingresada en Puig de les Basses. “Pese al grosor de los muros, ahora os escucho con más claridad. ¡Sois imparables! ¡No os rindáis porque nosotros no lo haremos nunca!”, ha dicho Oriol Junqueras después de la manifestación en Lledoners.

No es un trato de favor, sino el cumplimiento de la ley de traslado a prisiones cercanas al domicilio familiar. No hay ningún motivo para dar las gracias y sí para denunciar todas las vulneraciones que se han producido durante los últimos meses de los derechos civiles y políticos de los líderes soberanistas. Hay que esperar que el juez Llarena facilite con celeridad el traslado también a Catalunya de Jordi Turull, Josep Rull y Quim Forn, los tres únicos presos políticos que faltan por llegar. Y seguir reclamando su libertad, una condición sine qua non para hacer política con una mínima normalidad.