Aunque en el mundo del fútbol lo importante son, sobre todo, los resultados, y si el balón entra en la portería contraria, rápidamente olvidaremos lo que ha sucedido estos días, la gestión que la directiva del Fútbol Club Barcelona ha hecho del relevo de su entrenador Xavi Hernández ha sido deplorable. Incluso los que hemos defendido que el banquillo del equipo de fútbol debía tener al frente a un entrenador con mayor experiencia, que ofreciera unas ciertas garantías de saber dirigir un club tan complejo y efervescente como el Barça, hemos sentido una cierta vergüenza de cómo se han hecho las cosas estos últimos tiempos. Los cambios de opinión sin explicación alguna, las lágrimas para convencer a Xavi que se quedara y retirara su anuncio de dimisión, la cólera posterior por unas declaraciones que simplemente eran una explicación o el innecesario chapoteo por el fango de un ídolo del barcelonismo.

Todo ello ha parecido más un culebrón de una serie de televisión que el gobierno de una entidad que prevé unos ingresos de 859 millones de euros y unos beneficios después de impuestos de 11 millones, según los presupuestos aprobados en la última asamblea de socios, celebrada el pasado mes de octubre. Se cierra así, de esa manera tan lúgubre, la etapa Xavi, quien, en su despedida, ha vuelto a demostrar que si algo no le falta, son grandes dosis de barcelonismo. Su carta, sin crítica alguna a los últimos episodios, es un ejemplo. "A partir del domingo seré un culé más en la grada, ya sea ahora en el Estadi Olímpic o en unos meses en el Nou Camp Nou. Porque antes que jugador o entrenador, soy barcelonista y solo quiero lo mejor para el club de mi vida, que siempre me tendrá a su disposición", ha escrito en un mensaje en las redes sociales.

La gestión que la directiva del Fútbol Club Barcelona ha hecho del relevo de su entrenador Xavi Hernández ha sido deplorable

La semana próxima, será presentado el nuevo entrenador, el alemán Hansi Flick, un entrenador con amplia experiencia en Europa y que conquistó un sexteto histórico con el Bayern de Múnich en 2020. Flick, que hace un cierto tiempo que era el preferido, ha descartado otros clubes de renombre para acabar viniendo al Barça e, incluso, ha vuelto a ilusionarse después de que hace tres semanas se le dijera que Xavi Hernández iba a seguir una temporada más. Será el tercer técnico germano que dirigirá el equipo blaugrana en su historia, después de que Hennes Weisweiler aterrizara en el Camp Nou en 1974 y Udo Lattek en 1982. Ambos tuvieron un recorrido extremadamente corto en la entidad. Veremos si a la tercera va la vencida, ya que los antecedentes con los técnicos alemanes no son muy halagüeños.

Es de esperar que se haya aprendido de los errores y la nave blaugrana recupere una estabilidad sin la cual es imposible que el área deportiva pueda funcionar. Los clubes que son referentes en Europa y con los que compite el Barça son entidades gestionadas con criterio empresarial o tienen al frente grandes dosis de dinero procedente, en muchos casos, de países del golfo Pérsico. El París Saint-Germain, el Manchester City o el Newcastle United. El jeque de Qatar ha realizado una oferta por el Manchester United. También hay magnates chinos en el Inter de Milán u oligarcas rusos en el Mónaco. Según un informe, casi una quinta parte de los clubes de primera y segunda división de Inglaterra, España, Francia, Italia y Alemania tienen inversores estadounidenses. No sabemos cómo acabará saliendo el Fútbol Club Barcelona de su delicada situación económica. Pero difícilmente podrá aspirar a un futuro con una cierta independencia si algunas cosas no se hacen con unas dosis altas de rigor financiero que pongan a salvo el patrimonio del club.