El presidente de la Comisión de Economía y Fiscalidad, Valentí Pich, y el director de Economía del Foment del Treball, Salvador Guillermo, han presentado hoy el informe de "Incidencia del escenario político a la actividad económica y empresarial", en el que se han puesto de manifiesto las consecuencias de la fuga de empresas, que llegan ya a las 2.724, según los últimos datos registrados del 22 de noviembre, y han advertido también de la bajada del consumo y de productividad.

Los dos ponentes han aprovechado para pedir "a los partidos políticos que se presentan el 21-D que sean conscientes de las consecuencias que se producirán" si se sigue tirando por este camino, y que tengan en cuenta los costes. Piden, sobre todo, volver a la estabilidad, "mantener las empresas que quedan" y atraer nuevas.

La fuga de empresas: sedes sociales, fiscales y económicas

Del total de las 2.724 empresas, la gran mayoría ha sacado su sede social de Catalunya, y algunas la sede fiscal. A corto plazo, eso no tiene demasiadas implicaciones, ya que se trata de una relocalización de carácter estrictamente jurídico o fiscal ante un riesgo político, pero mientras la actividad de la empresa siga en el lugar de origen, las únicas consecuencias son en términos de reputación e imagen. El problema va más allá si esta situación se alarga hasta medio plazo, ya que eso tendría consecuencias en términos de inversión y trabajo.

Según el director, no se prevé que tenga que haber movimientos con respecto a las sedes de actividad económica, es decir, donde se producen los bienes. Sin embargo, "no deja de ser sintomático de que cuando se empieza a mover sedes sociales o fiscales, se piense en mover el centro de actividad económica". Si las empresas comenzaran a mover los centros de actividad, eso podría tener unos efectos importantes con respecto al empleo.

Guillermo también ha querido hacerse eco de que "el número de empresas que se marchan no es lo más importante", sino que hay que prestar atención al volumen de facturación que ha perdido Catalunya, ya que parte de las empresas que han salido eran de las más potentes que tenía.

El 1 de octubre como punto de inflexión

A partir del 1 de octubre, día que el gobierno convocó el referéndum, se produjo una estampida de movilizaciones de las sedes de empresas catalanas. El máximo de movimientos fue el día 19 de octubre, con la salida de 268 empresas. Para entender la gravedad del problema, Foment del Treball lo compara con los datos de entre el 2013 y el 2016, en el que Catalunya perdía, por término medio, entre 200 y 300 empresas al año.

Así pues, Catalunya ha pasado de perder "unas 200 o 300 empresas anualmente los años 2013, 2014, 2015 y 2016, a perder 2.700 en sólo un mes y medio". En términos de consumo, las ventas en Catalunya han bajado, según la patronal. En octubre, las ventas con datáfono tenían cifras de alrededor del 0,6%, al contrario del resto de España, que tocaba el 6%. Esto, según el director, se podría atribuir no sólo a una bajada de comercio, sino también a "el miedo de un corralito, un rumor totalmente falso", pero que puede haber incentivado a pagar más en efectivo.

Guillermo y Pich han concluido la ponencia diciendo que "son optimistas", y que esperan que el primer trimestre del 2018 sea "más tranquilo". Guillermo aseguró que "revertir la situación depende del escenario político" y ha "exigido" a los partidos políticos que "sean coherentes y tengan presente los costes de lo que piden"