Los Golden State Warriors se han impuesto en la pista de los Houston Rockets y se han clasificado para las Finales de la NBA. Los todavía actuales campeones han despedido una gran temporada de James Harden y los suyos y tendrán la oportunidad de defender, a partir del próximo jueves, el título contra los Cleveland Cavaliers de LeBron James.

Dichosos terceros cuartos

Sin Chris Paul, que no se ha recuperado a tiempo de su lesión en los isquiotibiales, los locales se han servido de la intensidad y la agresividad para intentar evitar que Stephen Curry y los suyos llegaran a sus cuartas Finales consecutivas. Misión fracasada. Los tejanos no han tenido suficiente con la versión más sacrificada de su estrella (y más que probable MVP de la temporada), James Harden, que ha acabado el séptimo partido con 32 puntos. Gordon (que ha conseguido 23) tampoco ha podido hacer olvidar la baja de un Paul que no ha podido despedirse de sus primeras finales de Conferencia en 13 años de carrera en la NBA.

Y es que el dominio en el rebote ofensivo –gracias a una gran primera mitad de Clint Capela y P.J. Tucker- ha puesto contra las cuerdas a los Warriors (en el descanso perdían de once puntos), pero otra reanudación inspirada de Curry ha vuelto a poner el miedo al cuerpo de los jugadores de los locales. Tanto es así que estos han fallado 27 triples consecutivos, una cifra histórica en términos negativos, y el parcial del tercer cuarto ha sido de +18 puntos a favor de los de Steve Kerr (la cifra aumenta a +68 si se analizan los primeros doce minutos de todas las segundas mitades de la serie). Aquello que les convirtió en un equipo increíble durante toda la fase regular de la temporada y buena parte de los playoffs, los triples, ha sido lo que les ha acabado matando.

Un equipo que pasa a la historia

El desacierto de unos, sin embargo, no puede hacer pasar por el alto la puntería de los otros. Stephen Curry (27 puntos, 9 rebotes y 10 asistencias) ha despertado a los Warriors a tiempo con una obra en que los protagonistas secundarios han sido, como no podría ser de otra forma, Klay Thompson (19) y Kevin Durant (que ha sumado 34 puntos a los 179 que había anotado en los seis anteriores compromisos para convertirse, con 213, en el máximo anota de la historia de las finales del Oeste). Exhibición de triples. Jaque mate.

Los de Oakland se han convertido en la quinta franquicia que consigue proclamarse campeona de su Conferencia en cuatro años sucesivos. Después de asaltar el Toyota Center, los californianos pasan a formar parte del prestigioso grupo formado por los míticos Lakers y Celtics de los 80 y por los dos equipos con los que LeBron James lleva ocho cursos reinando el Este (Heat y Cavaliers).

Las finales de Conferencia han vivido un hecho poco habitual y otro que lleva cuatro temporadas repitiéndose. En primer lugar, ambas se han decidido en siete partidos, algo que no sucedía desde 1979; por otra parte, LeBron James y Stephen Curry no han negociado sus tronos y se volverán a disputar el anillo como llevan haciendo desde los playoffs del 2015. Warriors y Cavaliers empezarán, a partir de este jueves, el asalto definitivo al campeonato de la NBA.