Las tensiones aumentan en Ducati a medida que avanza el Mundial de MotoGP. La rivalidad entre Pecco Bagnaia y Marc Márquez es patente cada fin de semana. Y así es tanto en la pista como en los despachos. Bagnaia empieza a sentirse traicionado por los responsables, Gigi Dall’Igna y Davide Tardozzi, de quienes considera que lo están haciendo todo para y por Márquez.
Que Marc recalara en el equipo oficial ya no hizo gracia a Bagnaia. El campeón sabía de las presiones internas que habían desembocado en esa situación. El catalán amenazó con marcharse si no le ponían en primera línea. Aquello fue el inicio de las fricciones que han erosionado las relaciones en Ducati.

Pecco Bagnaia se siente abandonado en favor de Marc Márquez
La tensión estalló públicamente durante el Gran Premio de Francia, cuando Bagnaia dejó entrever su frustración y desconfianza en declaraciones que no pasaron desapercibidas. “Mi moto ya no existe”, afirmó tras un mal resultado en el sprint. Y añadió: “No tengo confianza. Me están obligando a cambiar mi forma de pilotar”. Unas palabras que fueron leídas como un claro mensaje de reproche a la dirección técnica liderada por Dall’Igna.
Para Bagnaia, la situación ha ido de mal en peor. Asegura que la evolución de la Desmosedici está cada vez más orientada a las necesidades de Márquez, y que sus propias indicaciones ya no son tenidas en cuenta. Las decisiones clave sobre el desarrollo de la moto para lo que resta de temporada, e incluso para 2026, se están tomando con Marc como voz dominante. Y eso ha generado una sensación creciente de aislamiento en el box de Pecco.

Ataque de celos de bagnaia
El piloto italiano ha optado por el silencio en las últimas carreras, pero su entorno más cercano confirma que está profundamente decepcionado con el giro que ha tomado la relación con Tardozzi y Dall’Igna, a quienes acusa de “venderse a Márquez”. Cree que su estatus de campeón se ha visto comprometido por decisiones políticas y mediáticas que poco tienen que ver con la lógica deportiva.
En Borgo Panigale, la tensión es palpable. Aunque de puertas afuera todo parece bajo control, la fractura interna ya es evidente. Si la dirección de Ducati no reconduce la situación, esta grieta entre Bagnaia y la cúpula puede derivar en consecuencias irreversibles para el futuro del equipo.