El mensaje desde la cúpula del FC Barcelona es claro y rotundo: la planificación deportiva no se consulta con los jugadores. Ni con los veteranos, ni con los capitanes, ni con las grandes figuras. La dirección deportiva liderada por Deco, junto al entrenador Hansi Flick, tiene plenos poderes para configurar la plantilla sin necesidad de dar explicaciones individuales. Así lo ha transmitido Joan Laporta en privado a su círculo de confianza, dejando claro que nadie está por encima del proyecto.
El caso más reciente que ha generado ruido interno es el fichaje inminente de Joan García, guardameta del Espanyol. Su llegada está en la fase final y podría cerrar en cuestión de días. Esta operación ha encendido ciertas alarmas en el entorno de Marc-André ter Stegen, que sigue siendo titular indiscutible, pero que ve cómo se refuerza su posición sin haber sido consultado.

Sin embargo, en el Barça lo tienen claro: no hay obligación de comunicarle nada a Ter Stegen. No se le consulta a Raphinha si el club quiere fichar a un extremo como Luis Díaz, ni a Lewandowski si llega un nuevo ‘9’. Bajo esa lógica, tampoco se le da explicaciones a ningún portero por sumar competencia. La política es no diferenciar entre líneas: todos los puestos son susceptibles de refuerzo.
Flick decide, Deco ejecuta
Laporta ha dado total respaldo a Flick en esta nueva etapa, y será el técnico alemán quien gestione los equilibrios dentro del vestuario. Si considera oportuno hablar con Ter Stegen o con cualquier otro jugador, lo hará. Si no, dejará que sus decisiones hablen por sí solas. No hay lugar para los privilegios individuales.
La idea es mantener una plantilla competitiva en todas las posiciones y fomentar la meritocracia. Nadie tiene el puesto asegurado. Y si algún futbolista no acepta este modelo, el club está abierto a escuchar ofertas. De momento, nadie ha pedido salir, pero desde la dirección deportiva insisten: si llega el caso, será Deco quien gestione el escenario, con el respaldo institucional necesario.

Un mensaje para todos
El aviso no solo va dirigido a Ter Stegen. Jugadores como Raphinha, Ferran Torres o incluso Frenkie de Jong deben asumir que sus roles pueden cambiar. Que pueden llegar fichajes en sus posiciones. Y que, a partir de ahora, no se negociará el modelo deportivo con los jugadores. El club prioriza el colectivo por encima de los egos individuales.
Con este nuevo tono, Laporta quiere marcar territorio. En el nuevo Barça de Flick, la autoridad es de los profesionales que diseñan el proyecto, no de los futbolistas que lo protagonizan. Y eso, guste más o menos, es ley en el vestuario del Camp Nou.