El FC Barcelona enfrenta otro dilema similar al caso de Ansu Fati, esta vez con Pablo Torre. El joven centrocampista cántabro, que brilló en la pretemporada bajo la dirección de Hansi Flick, parecía destinado a tener un papel importante en el equipo. Durante la gira estadounidense, Torre fue el jugador que más minutos disputó en la posición de mediapunta.
Con sus destacadas actuaciones en pretemporada, donde demostró su habilidad para dar el último pase y su visión de juego hacia adelante, todo apuntaba a que Torre podría consolidarse en el primer equipo. Sin embargo, cuando llegó la hora de la verdad en Mestalla, las expectativas se desvanecieron.
Pablo Torre se queda con las ganas en Mestalla
Dani Olmo aún no estaba inscrito, Gündogan fue descartado por precaución y Pedri no estaba listo para ser titular. Pero aunque las circunstancias parecían alinearse a su favor, Flick sorprendió al optar por Raphinha en la mediapunta y por Ferran Torres en la banda izquierda. Pablo Torre, que estaba en el banquillo, no jugó ni un solo minuto, y cuando Flick decidió introducir a un mediapunta, fue Pedri quien tuvo la oportunidad.

Con la inminente inscripción de Dani Olmo y el regreso de Pedri y Fermín López, las opciones de Pablo Torre de jugar regularmente se ven reducidas drásticamente. Aunque Flick le había mostrado confianza durante la pretemporada, el joven jugador parece ahora relegado a un papel secundario, similar a lo que vivió Ansu Fati antes de su cesión.
Si se queda, apunta al banquillo
Pablo Torre tiene contrato hasta 2026, pero su futuro en el Barça es incierto. A pesar de su sueño de triunfar en el club, la falta de minutos podría forzar una salida, ya sea en forma de cesión o traspaso. Con el cierre del mercado a la vuelta de la esquina, el Barça podría buscar una solución que beneficie a ambas partes. Si se queda, Pablo Torre corre el riesgo de pasar otro año en el banquillo, perdiendo una valiosa oportunidad para desarrollar todo su potencial.