Nuevo partido fuera de casa, nueva actuación decepcionante del Barça. Lejos del Camp Nou, el conjunto de Ernesto Valverde es incapaz de ofrecer una circulación de pelota decente, muestra poca fiabilidad en las áreas y no domina el ritmo de juego.

Si hay un jugador que sufre todas estas deficiencias -en parte porque también es parte del problema- este es Antoine Griezmann. Como le ha pasado durante toda la temporada, el francés sufre desde la banda izquierda, donde no encuentra espacios, no puede driblar y tampoco tiene oportunidades para buscar portería.

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EFE

Este sábado, contra el colista de la Liga, el ex del Atlético de Madrid ha sido el ala izquierda de un frente de ataque especialmente ofensivo conformado por él, Leo Messi, Ousmane Dembélé y Luis Suárez. En esta posición su aportación ha sido nula, motivo por el cual ha tenido que intercambiarse la posición con Dembélé cuando sólo se había disputado media hora de partido.

Y es en este punto cuando llegan las noticias alarmantes. En la izquierda Griezmann tiene excusa, pero en la derecha no. A pierna cambiada, en un rol más similar a lo que ejercía en el Atlético, el 17 blaugrana no se ha asociado con Messi, no ha chutado a portería en ninguna ocasión y no ha conseguido habilitar a Moussa Wagué cuando este lo ha desdoblado.

En el minuto 57 ha sido sustituido por Arturo Vidal, un jugador anárquico que ha acabado anotando el gol ganador. Sería injusto decir que el chileno ha mejorado sus prestaciones -la diana ha sido de rebote y chutándose su propia pierna-, pero la realidad es que ambos jugadores suman los mismos goles esta temporada, cuatro.