El Barça no lo ha conseguido. El club ha suspendido, a pesar de la voluntad, en el intento de homenajear al 'Dream Team', el equipo que ganó la primera Copa de Europa, ahora hace 25 años en Wembley contra la Sampdoria. La afición no ha respondido al llamamiento y, a pesar de regalar las entradas, el Camp Nou ha presentado un aspecto que no ha estado a la altura de los protagonistas: sólo 28.420 espectadores.

Cruyff, presente

La fiesta de Wembley 92' tenía que empezar a las 21 horas pero lo cierto es que la previa del espectáculo no hacía presagiar nada bueno. Una pantalla gigante con una 'kiss cam', al más puro estilo americano, y un grupo de música intentaban amenizar la espera. El speaker del estadio hacía lo imposible para implicar a la gente, con muchos extranjeros, para que hiciera la ola y cantara el himno.

A las 22 horas las luces del Camp Nou se han apagado para dar paso al momento más emotivo de la noche, organizado en torno a una pantalla gigante instalada en el lateral de la gradería. El Barça ha proyectado un vídeo, a modo de cuenta atrás, desde el equipo de hoy en día, con el tridente y compañía, hasta el equipo del 1990/91, que ganó la Liga para jugar, el año siguiente, la Copa de Europa.

Camp Nou Wembley 92' Barça

Además de los recuerdos para el equipo, también se ha querido hacer referencia a los partidos que precedieron a aquella mítica final contra la Sampdoria. Ha tenido protagonismo La Masia, los rondos y el estilo de juego que implantó Johan Cruyff, uno de los personajes más aplaudidos de la noche cuando una de sus frases ha resonado por los vídeo-marcadores.

Un partido para sonreír

El rival, una selección de jugadores legendarios del Benfica portugués, último obstáculo del Barça en el camino hacia Wembley, no era el Real Madrid. Toda la esperanza estaba depositada en qué la gente reaccionara cuando los ídolos volvieran a pisar, vestidos de corto, el césped del estadio.

En una presentación individual, cada miembro de aquel 'Dream Team' ha tenido su pequeña cuota de protagonismo. Entre todos los jugadores y miembros del equipo técnico, el más aclamado ha sido Pep Guardiola. El actual entrenador del Manchester City ha hecho levantar al público de la silla, que lo ha recibido con un griterío ensordecedor. Después de Guardiola, Ronald Koeman, autor del decisivo gol de Wembley en el minuto 111, y Hristo Stoichkov han sido los más aplaudidos.

Los futbolistas, uniformados para la ocasión con una camiseta naranja que imitaba la que lucieron el 20 de mayo de 1992 en Londres, se han agrupado en un equipo con ocho jugadores, para hacer menos pesada la vuelta a los terrenos de juego. El Camp Nou se ha adaptado a la ocasión, con unas líneas provisionales que dibujaban un rectángulo en medio del campo.

Stoichkov, con algún kilo de más, ha sido el delantero y quien más ha buscado el gol. Otros, como Guillermo Amor o Jon Andoni Goikotxea parecían más en forma que cuando jugaban. El resultado del partido, un 0-0, ha sido secundario. Un partido que ha acabado con el gol de Koeman imitado por tres niños del plantel, escenificando el relevo generacional, y con la Copa de nuevo en el césped.

Aprender con el homenaje

Ha dado la sensación que el acto tenía forma pero le faltaba fondo. El club ha intentado implicarse para hacer justicia al recuerdo del equipo pero el esfuerzo se ha quedado a medio camino, transmitiendo frialdad y distancia.

En el día de la presentación de los actos para conmemorar el aniversario de la primera Copa de Europa ya se levantaron diferentes voces críticas, algunas, de los mismos homenajeados. El Barça ya empezó con mal pie y la junta directiva se encomendó a José Mari Bakero para que hiciera de nexo con la plantilla y consiguiera reunir el máximo de personalidades posibles.

La foto del Camp Nou no es una imagen que refuerce a una junta que no pasa por su mejor momento desde que los socios del Barça, por mayoría, le confiaron la presidencia el verano del 2015. Este homenaje tiene que servir para que los aniversarios de las gestas de Xavi Hernández, Carles Puyol, Andrés Iniesta, Leo Messi, Sergio Busquets o Gerard Piqué sean distintos.