Gustazo de partido, aunque no tanto como lo esperábamos, pero sí, en cambio, monumental por la exhibición de Leo Messi. Fue animado al principio y al final de la primera parte, con oportunidades de gol para ambos equipos. Más intenso y divertido en la segunda sobre todo para la afición del Camp Nou, que volvió a disfrutar como en las mejores noches, y no tanto para la gente del City, que sumó una derrota más en Barcelona.

Si la cuestión principal radicaba en quién tendría el balón, los dos lo enamoraron y lo besaron por igual hasta que el City se quedó con diez al ser expulsado Bravo. Normalmente el balón se arrima con quien más le mima. Y Barça y Manchester City dominan ese tipo de cariño.

Sin ser un partido decisivo, era un partido para ganar. Nadie puede afirmar que a Luis Enrique el resultado le importaba poco. Hasta lució chaleco y zapatos que no eran las bambas que acostumbra a llevar en los partidos de la Liga. Es la Champions. Y tampoco me digan que a Pep una victoria en el campo de su vida y ante el equipo de sus amores le iba a disgustar.

Espectáculo asegurado

Pero los amantes del buen fútbol siempre estaremos agradecidos a Pep Guardiola por la valentía que tuvo al mejorar y llevar a la práctica los conocimientos adquiridos del maestro Johan Cruyff. Por eso siempre será bienvenido Pep al Camp Nou. Intenta jugar. Se ofrece para el espectáculo. Sus visitas como técnico de equipos rivales, llámense Bayern Munich o Manchester City, siempre resultan agradables para el Barça. Se cuentan por derrotas.

Motivado Messi

Puede que algún día su equipo obtenga el triunfo en el Estadi, incluso pudo hacerlo en este encuentro, pero una vez más se comprobó que sin Messi ningún equipo es superior al Barça. El argentino vive motivado cada vez que juega contra los equipos de Pep. Le estimula la Champions porque sabe que son los partidos en los que el prestigio se expone en todo el mundo. Y le estimula Pep, porque aunque los apóstoles del entrenador digan lo contrario, los dos no acabaron muy bien.

Tuvo el ManCity oportunidades para puntuar, pero si ya no tiene a Messi para marcar diferencias, tampoco tiene a Ter Stegen, coloso en varias intervenciones. Ellos, los del City, prefirieron convencer a Bravo.

Esta derrota del Manchester City seguramente a Guardiola ni a ninguno de sus apóstoles les molestará. Al fin y al cabo ganó el Barça, jugando mejor y marcando más goles, y sólo había tres puntos en juego. Con Messi en su mejor versión. Y cuando Messi está inspirado, no sólo enamora sino que hace magia.

Lo dicho, señor Guardiola, vuelva usted cuando quiera.