"Estamos hecho para este tipo de partidos". La frase es de Luis Enrique, técnico del Barça, que a las 20.45h. se juega el pase a las semifinales de la Champions League contra el Atlético de Madrid, en el Vicente Calderón.
¿Y a qué tipo de partido se refiere Luis Enrique? Sin duda se trata de un partido al límite. Está en juego la supervivencia en la máxima competición europea, estar entre los cuatro mejores equipos del continente, y aspirar a jugar otra final. Entrar en el sorteo del próximo viernes.
Clasificado el Real Madrid, el barcelonismo espera que su Barça lo haga también. La eliminación causará decepción. No importa lo que este equipo haya hecho antes. A los culés les anima lo que está por conseguir. Lo otro es pasado, es historia para el Museo.
No es un duelo que se gane con palabras. Es un cara a cara con un adversario rudo, que juega utilizando la letra pequeña del reglamento. Encontrará el Barça a un Atlético que intimida no sólo por cómo afronta el choque. También porque tiene delanteros capaces de desequilibrar un partido.
Jugará el Barça en un campo hostil. Con una afición volcada, de las que más anima a sus jugadores e increpa a los rivales, dirigida en muchas ocasiones desde la banda por el propio Diego Simeone, entrenador del equipo.
Neymar y Suárez, en el ojo del huracán
Lanzará el Vicente Calderón pitidos constantes sobre Neymar, y también sobre Luis Suárez. No perderá la ocasión para presionar al árbitro después que se haya vendido que en el partido de ida el colegiado benefició al Barça. El brasileño tiene un juego que provoca al adversario; y al uruguayo, autor de los dos goles del partido del Camp Nou, lo querían ver fuera del partido.
El partido está caliente desde que acabó el anterior, en el que el Atlético acabó con diez por la expulsión de Fernando Torres. Entonces Filipe Luis lanzó un dardo envenenado contra el club blaugrana: "Los árbitros protegen al Barça. Hay temblores en la UEFA porque se les pueda eliminar. Todo es muy triste".
¿Y cómo soluciona el Barça este tipo de partidos? Los números dicen que el 2-1 de la ida clasifica al Barça con un empate. Sería suficiente. Pero este equipo no es un bloque que practique el juego conservador. Irá el Barça a buscar la victoria. Es lo que se exige el campeón que defiende el título.
El clima del campo ni el rival debería amedrentar al equipo de Luis Enrique. Son veteranos en estas lides. Y el optimismo en sus fuerzas y calidades lo demuestra el mensaje de Leo Messi: "Nuestra mentalidad sigue siendo la misma. Trabajamos toda la temporada para llegar hasta el final con opciones de ganar los títulos. Seguimos creyendo en nosotros".
No es este Atlético de Madrid-Barça un encuentro más. Es una final.