Cerrado el litigio por las obras de arte de la Franja de Ponent, la Generalitat de Catalunya y el Gobierno aragonés se han enredado de nuevo en una serie de litigios relacionados con los bienes y las pinturas procedentes del monasterio de Santa Maria de Sijena, en los Monegros (Huesca).

Por una parte, hay un contencioso que afecta a las pinturas románicas del monasterio que se exponen en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC). Por otra parte, hay un conflicto sobre una serie de piezas depositadas en el Museu Diocesà de Lleida y en el MNAC. Y, finalmente, hay un tercer problema legal generado por una cuna de Sijena que un particular quería subastar en Barcelona.

Tres vías de llegada

Aunque los objetos en litigio proceden todos del monasterio de Sijena, hay diferencias sobre cómo llegaron hasta Catalunya. Las pinturas del MNAC fueron extraídas del monasterio de Sixena durante la Guerra Civil, después de que el edificio quedara muy afectado por un incendio anticlerical.

Otras piezas fueron cedidas por las monjas, en diferentes fechas del siglo XX, al obispado de Lleida o a otras instituciones. Finalmente, la cuna es un caso especial: fue regalado por la superiora de Sixena a las monjas del monasterio de Valldoreix, y éstas la cedieron a una familia amiga.

Vicio de origen

El monasterio de Sijena fue declarado Monumento Nacional en 1923. El Gobierno aragonés alega que, en principio, esta declaración no sólo tendría que haber protegido el edificio, sino también los bienes que estaban en su interior, tanto artísticos como archivísticos y bibliográficos.

El Gobierno catalán alega que los bienes depositados en los museos de Barcelona y Lleida tienen que estar bajo sus competencias, aunque estén de forma transitoria. Para blindar los bienes de Sixena depositados en el MNAC y en el Museu Diocesà de Lleida, el pasado martes el Govern acordó que ningún bien de Sijena pueda salir de Catalunya sin la autorización del conseller de Cultura, previa valoración de la Junta de Museus. Esta decisión puede retrasar todavía más el proceso.

La cuna de plata

La empresa de subastas Setdart puso en venta, hace unas semanas, una cuna de plata, con un Niño Jesús de marfil, procedente de Sixena. Alertado por los medios de comunicación, el Gobierno catalán decidió paralizar la venta.

El Ejecutivo aragonés denunció los hechos a un juzgado oscense. Éste se inhibió en favor de los tribunales barceloneses, pero la Policía Nacional intervino y confiscó la cuna. La Generalitat protestó porque los Mossos estaban preparando una actuación en el mismo sentido.

Pinturas en peligro

El 3 de agosto de 1936, dentro de la fiebre anticlerical de los primeros momentos de la Guerra Civil, el monasterio de Sijena fue quemado. El salón del Trono quedó absolutamente destruido. La biblioteca y el archivo quedaron muy perjudicados... Dicen que Durruti, que visitó el monasterio después de los hechos, ordenó:
Cerrad este recinto y ponedle una guardia, porque una fotografía de esto nos hará más daño que todos los cañones fascistas juntos
Pero a pesar de todo, el monasterio fue usado durante el conflicto como cuartel y los desperfectos todavía se incrementaron. El regimiento Engels incluso profanó las tumbas de los reyes y de las monjas. Algunos objetos fueron trasladados a un museo comarcal organizado en Albalate de Cinca por la CNT-FAI, pero los robos continuaron.

pinturas MNAC 1

¿Salvamento o expolio?

Era obvio que las pinturas que se habían salvado de la quema corrían peligro. Ante esta situación, el gobierno de la Generalitat envió una misión, dirigida por el padre Josep Gudiol, uno de los grandes expertos en románico que, con su hermano Ramon y técnicas muy complejas, extrajo las pinturas de su sitio original y las llevó al MNAC.

Algunos historiadores consideran que esta fue una acción de rescate artístico modélica y elogian la tarea de Gudiol.

El alcalde de Villanueva de Sijena, en cambio, considera que los frescos fueron un "botín de guerra", y los equipara a los "papeles de Salamanca". El abogado del Consistorio de Sijena asegura que Gudiol actuaba por codícia y que era "El mayor depredador y expoliador de pintura mural de Europa".

Argumentos a lado y lado

El Gobierno aragonés y el Consistorio de Villanueva de Sijena alegan que las pinturas tienen que volver, no sólo porque eso es justo, sino porque es lo que recomienda el Internacional Council of Museums: que las pinturas se exhiban en sus ubicaciones originales.

El MNAC argumenta que sacar las pinturas fue una opción correcta, para evitar el expolio y el vandalismo. Sin la intervención de Gudiol, asegura, no se hubieran salvado. Con el traslado de los frescos a un museo se ofrece a los interesados en el arte una visión panorámica y completa del arte románico en un solo espacio de exposición, agregan.

El MNAC alega que las pinturas podrían deteriorarse todavía más con un nuevo traslado.

Intento de solución legal

En 1992 la Conselleria de Cultura y las monjas sanjuanistas, ocupantes originarias de Sijena, firmaron un acuerdo por el que cedían de forma indefinida las pinturas al MNAC.

El acuerdo tendría que haber sido ratificado por el Vaticano, pero las últimas monjas sanjuanistas se murieron antes de la ratificación. Las autoridades aragonesas no dan validez a la firma de la cesión de 1992. En abril de 2006 el pleno de la comarca de los Monegros solicitó el retorno de estas pinturas.

Desde entonces, la polémica está abierta.

Los bienes artísticos dados por las monjas

En el Museu de Lleida Diocesà i Comarcal se conserva el trono prioral de Blanca d'Aragó i d'Anjou, hija de Jaime II de Aragón. Fue cedido por las religiosas al obispo de Lleida en 1904. Estaba en un estado pésimo y fue guardado en un almacén. Durante la guerra fue descuartizado, pero recientemente fue restaurado y expuesto en el Museo. Ahora es uno de los objetos que el Gobierno aragonés reclama.

Hay muchos más: los retratos de Dona Sancha y Dona Dulce, algunas tablas góticas, el retablo renacentista de santa Ana... Las últimas monjas sanjuanistas fueron vendiendo su patrimonio antes de su final: en 1983 vendieron 44 piezas por diez millones de pesetas; en 1992, doce piezas por 25 millones; y poco después 30 piezas por quince millones. Parte del fondo donado se expone en el MNAC y parte en el museo de Lleida.

Disputa legal

La Diputación General de Aragón reclama la invalidez de estas últimas ventas porque debía haber sido informada para poder ejercer la prioridad en la compra. El Gobierno aragonés recurrió las ventas al Tribunal Constitucional, que desestimó esta petición.

El caso pasó, por otra vía, a los juzgados oscenses, que dictaminaron que la venta de piezas era nula. La Generalitat ha emprendido acciones legales para impedir que el retorno se haga efectivo.

La sentencia del Tribunal de Conflictos de Jurisdicciones del Supremo del 12 de enero ha bloqueado una vía de recurso. El alcalde de Villanueva de Sijena ya ha preparado los antiguos dormitorios del monasterio para instalar provisionalmente las piezas, aunque espera nuevas acciones legales de la Generalitat.

Un monasterio especial

Sijena es un monasterio que combina el románico tardío y el estilo cisterciense, aunque también tiene algunos elementos mudéjares, como los de la sala capitular.

Creado en 1183, no era un centro religioso cualquiera: tenía muchos recursos y estaba protegido especialmente por la Corona. Se convirtió en panteón real y en archivo de la Corona de Aragón. Por eso, además del patrimonio pictórico, en Sixena encontrábamos abundante patrimonio artístico, bibliográfico y archivístico. Incluso se enterró allí a Pedro II el Católico, muerto en 1213 en la batalla de Muret.

La decadencia

El monasterio sufrió algunos daños durante la guerra de la independencia. Con la desamortización de 1834 perdió todas las tierras y salió a subasta.

El edificio volvió finalmente a manos de la Comunidad Hospitalaria. Sin los recursos de las tierras, el monasterio fue decayendo, y sobrevivía gracias a las donaciones de los particulares. Ahora, ya sin monjas aragonesas, está en manos de una comunidad de religiosas francesas.