Nueva Orleans, 20 de enero de 1782. Esteve Rodríguez-Miró i Sabater (Reus, 1744) era nombrado, provisionalmente, gobernador de la colonia española de la Louisiana. Tres años más tarde, el 19 de agosto de 1785, sería confirmado en el cargo, y lo ejercería de forma continuada hasta el 30 de diciembre de 1790. Durante aquellos casi nueve años de gobernación Miró, la capital Nueva Orleans y el conjunto de la colonia de la Louisina vivieron el primer gran impulso de su historia. Miró, un militar de tradición familiar mercantil, puso los cimientos de una gran ciudad y proyectó la explotación del territorio hasta los confines de aquel mundo desconocido: en el valle del río Ouachita, mil kilómetros al norte de la desembocadura del Misisipi promovió la fundación de Fort Miró (1785) -actualmente Monroe-, el primer establecimiento europeo en el Midwest americano.

Mapa de la Louisiana (1719). Fuente Bibliothèque Nationale de FranceMapa de la Louisiana (1719) /Fuente: Bibliothèque Nationale de France

Nueva Orleans y Louisiana

La presencia europea en Louisiana remontaba a casi cien años antes. El año 1684, el explorador René Robert de la Salle había creado un pequeño establecimiento con 300 colonos franceses en el delta del Misisipi que tendría una vida efímera. La climatología, los insectos, y los nativos hostiles imposibilitaron la continuidad de aquel proyecto. No sería hasta pasadas cuatro décadas largas (1718), que otro francés, Jean Baptiste Lemoyne fundaría Nueva Orleans, inicialmente un destacamento militar construido muy cerca del asentamiento abandonado de la Salle. En aquel momento, la monarquía francesa había consolidado su liderazgo mundial, y todo apuntaba a que el viejo proyecto de la Nueva Francia, que consistía en ocupar y colonizar el valle del Misisipi y unir la dominación de aquel vasto territorio a la del Quebec, finalmente se haría posible.

Un territorio inexplorado

Pero, en cambio, los hechos posteriores prueban que la monarquía francesa no tuvo nunca un interés especial en aquel proyecto. En las negociaciones para poner fin al conflicto sucesorio hispánico (1713) y sentar, definitivamente, a Felipe V en el trono de Madrid, Luis XIV de Francia entregó Acadia (los territorios atlánticos del Quebec) a Gran Bretaña. Y cincuenta años más tarde (1763), en las negociaciones para enterrar el hacha de la Guerra de los Siete Años -la firme presentación de la candidatura británica a relevar a Francia en el liderazgo mundial-, Luis XV de Francia se desprendía de la totalidad del Misisipi. El río sería la frontera que marcaría los nuevos dominios: la orilla este para los británicos y la orilla oeste para los españoles. Los franceses, durante casi dos siglos de dominación (1682-1763), no habían sido capaces de crear un aparato efectivo de dominación y colonización del territorio.

Representació coetània de Esteve Miró (siglo XVIII). Fuente Wikimedia Commons

Representación coetania de Esteve Miró (siglo XVIII) / Fuente: Wikimedia Commons

El llamamiento de Esteve Miró

Cuando Esteve Miró puso los pies en la Louisiana (1782), la capital Nueva Orleans era una pequeña ciudad de 4.000 habitantes; y la totalidad del territorio de la colonia (una extensión que equivalía a siete veces la península Ibérica) no superaba la cifra de 3.500 europeos. En aquellos primeros veinte años de dominación (1763-1782), los españoles tampoco habían sido capaces de colonizar el territorio. Pero Esteve Miró revolucionaría aquel paisaje amortiguado. Promovió una emigración formidable: miles de comerciantes catalanes (procedentes, principalmente, de Reus); de campesinos acadianos (colonos franceses expulsados por los nuevos dominadores británicos) y de pescadores canarios (que en la documentación local de la época se les identifica como isleños), respondieron al llamamiento de Miró. Y en diez años, la Louisiana había multiplicado por diez la población europea.

La ambición de Esteve Miró

Uno de los objetivos que se marcó el gobernador Rodríguez-Miró (Esteve Miró en la mayoría de los documentos locales de la época) fue la creación de establecimientos coloniales sobre la línea del Misisipi, el gran río y la gran autopista del territorio. Y, de esta forma, nació el asentamiento europeo, en aquel momento, situado más al oeste del Misisipi. A inicios de la primavera de 1783, Jan Filhiol, un explorador al servicio de Esteve Miró, se embarcó río arriba; según las fuentes documentales "con su esposa -Françoise Poiret o Peiret- y un grupo de soldados y esclavos" surcando las aguas del Misisipi, primero, y del Ouachita, después. Durante dos años exploró la zona suroeste del actual estado norteamericano de Arkansas hasta que, finalmente, en 1785, creaba Fort Miró, sobre "una gran pradera fértil que fomentaba la agricultura".

¿Quién era Jan Filhiol?

Jan Filhiol (o Juan Fillol, en algunos documentos locales de la época) era un explorador nacido en 1740 en Aimet, un pequeño pueblo del valle medio del río Garona (a medio camino entre Tolosa y Burdeos), en la Occitania francesa. No obstante, Filhiol (o Fillol) no formaba parte de la comunidad acadiana. Las fuentes documentales lo describen como un aventurero con un largo recorrido en las colonias francesas de las Antillas (Guadalupe, Martinica, Haití). No conocemos las causas que lo condujeron hasta Nueva Orleans, ni tampoco cómo se ganó la confianza de Miró, ni siquiera en qué lengua (al margen de la escrita) se relacionaba con el gobernador. Pero, muy probablemente, las largas conversaciones que precedieron el viaje fundacional de Fort Miró fueron en sus respectivas lenguas maternas: a finales del siglo XVIII, catalán y occitano eran, prácticamente, lo mismo.

Desembarque de acadianos (siglo XVIII). Fuente Terry L. Jones. The Louisiana JourneyDesembarque de acadianos (siglo XVIII) / Fuente: Terry L. Jones. The Louisiana Journey

¿Por qué en el Misisipi?

Cuando se fundó Fort Miró (1785), Catalunya era un país fabril en el umbral de la Revolución Industrial. Y los sectores dominantes de aquella incipiente industria (principalmente, textiles y destilados del alcohol) demandaban materia prima (básicamente, algodón y azúcar). Desde que los catalanes se habían establecido en Buenos Aires y en La Habana (a partir de 1750), y, sobre todo, desde que Carlos III y el ministro Squillace habían decretado el fin del monopolio de la Casa de Contratación (a partir de 1760), las fábricas y la producción catalanas se habían multiplicado. El gobernador Miró, nacido y criado en una familia de tradición mercantil, vio en Nueva Orleans y en la Louisiana la tercera pata de aquel comercio colonial que tenía que complementar los vértices formados por las comunidades de Montserrat, en Buenos Aires; y de la Loma de los Catalanes, a La Habana.

La creación de Fort Miró

Fort Miró fue creada con el propósito de impulsar la producción de materia prima en el valle del río Ouachita. Su emplazamiento tenía todos los elementos a favor: calidad de las tierras, buenas comunicaciones con Nueva Orleans, y, aparentemente, muchas posibilidades de atraer población productora. Pero, en cambio, el dietario de Filhiol explica que los inicios fueron muy complicados. Los nuevos colonos, la mayoría acadianos, se resistieron a colaborar en la construcción de un fuerte destinado a funciones defensivas, comerciales, y de gobierno político. Y hasta que no se produjeron los primeros ataques indios, los granjeros ("aquella gente indolente", según Filhiol) no movieron ni un dedo. En febrero de 1791 culminaban las obras defensivas: una muralla que formaba una circunferencia de 250 metros, con cuatro baluartes cubiertos, construida con 1.020 troncos dispuestos horizontalmente.

Residència del gobernador Miró en Nueva Orleans (siglo XVIII). Fuente Terry L. Jones. The Louisiana JourneyResidencia del gobernador Miró en Nueva Orleans (siglo XVIII) / Fuente: Terry L. Jones. The Louisiana Journey

¿Qué había dentro de Fort Miró?

Mucho antes de que los norteamericanos iniciaran la conquista de las grandes llanurias centrales de los actuales Estados Unidos (siglo XIX), Miró y Filhiol ya crearon el dibujo urbanístico y arquitectónico del fuerte del oeste que tantas veces hemos visto en el cine. Fort Miró era una pequeña ciudad situada en una posición de centralidad con respecto a los centenares de granjas productoras diseminadas sobre el territorio, que contenía los servicios mínimos que necesitaba aquella sociedad de pioneros. Según el dietario de Jan Filhiol, aquel fuerte culminaría de acuerdo con la planificación previa diseñada por Miró. Y, en su interior, albergaría la casa del gobernador (que expedía títulos de propiedad y licencias comerciales); la escuela, la iglesia, la taberna, y la tienda. Fuerte Miró sería el primer testimonio de un proceso histórico que los norteamericanos denominarían "la conquista del oeste".

 

Imagen principal: Barcaza de transporte surcando el Misisipi (s. XVIII) / Fuente: Terry L. Jones. The Louisiana Journey