Maixabel de Iciar Boollaín es una película  emotiva. Genialmente emotiva. Una realización brillante por parte de la directora madrileña, y unas actuaciones superlativas, destacando sobremenera su tándem de protagonistas: Blanca Portillo y Luis Tosar. Con ellos, mención especial para un Urko Olazabal estratosférico. 

Maixabel, la undécima película de Icia Bollaín, cineasta que siempre ha entendido el cine desde su vertiente comprometida y social, es una película necesaria. Profundamente necesaria.

Esa mañana de julio

Juan Mari Jáuregui siempre fue un hombre de izquierdas. En sus primeros días militó en ETA, organización que abandonó casi de inmediato para pasar a las filas del partido comunista y de ahí al socialista.

Como miembro del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE) ocupó diversos cargos, el último, el de gobernador civil de Guipúzcoa. Fue entonces cuando ETA lo amenazó de muerte. Con la llegada del PP al poder, Jauregui, siendo objetivo de la banda terrorista, marchó a vivir a Chile. Su familia, su mujer y su hija, se quedó en Euskadi. Él regresaba a menudo a verlas. 

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El 29 de julio de 2000 Jáuregui estaba de vacaciones en Tolosa, había viajado hasta el País Vasco para  celebrar sus bodas de plata. Aquella mañana había quedado en la cafetería del frontón Beotibar con un viejo amigo, el jefe de informativos de Euskal Telebista (ETB) Jaime Otamendi.

Entre charlas, recuerdos y risas, dos miembros del comando Buruntza de ETALuis María Carrasco Aseginolaza y Patxi Xabier Makazaga Azurmendi, se acercaron a la mesa y dispararon a Jáuregui. Fuera, dentro de un coche preparado para huir, les esperaba un tercer terrorista, Ibon Etxezarreta Etxaniz. Fueron dos tiros en la nuca. Las urgencias sanitarias lo trasladaron casi de inmediato al hospital. No se pudo hacer nada por su vida. Murió poco después de llegar al centro. 

Los tres miembros del comando Buruntza fueron capturados el 2001. El 2004 fueron condenados a 39 años de prisión. Once años más tarde, Luis María CarrascoIbon Etxezarreta, arrepentidos, solicitaron encontrarse con la viuda de Jáuregui, Maixabel Lasa, para pedirle perdón.

Maixabel se encontró cara a cara con los asesinos de su marido y aceptó su arrepentimiento. Esta es la historia que nos descubre el film de Icíar Bollaín, película que ha presentado en la última edición del Festival de San Sebastián y que hoy llega a las salas de cine. 

Una realidad poco conocida

Maixabel descubre los encuentros restaurativos, una realidad poco conocida fuera del País Vasco, de la que Maixabel Lasa es ejemplo y referente de una nueva actitud para la convivencia. Sin ser un biopic, la cinta es muy rigurosa con los hechos.

Isa Campo (habitual colaboradora de Isaki Lacuesta) ha llevado la mayor parte del peso del guion y los diálogos, ha explicado Bollaín, aunque las dos hicieron entrevistas: "Con Maixabel Lasa, con su hija María, con víctimas, con mediadores, con amigos que fueron a los encuentros, con otros que no..."

"Hemos intentado hacer el puzzle desde muchos lugares", también con lecturas, artículos de prensa, documentales y vídeos reales que ilustran y apoyan la cinta, protagonizada por Blanca Portillo, como Maixabel, y Luis Tosar, en el papel del etarra Ibon Etxezarreta.

La viuda de Juan Mari Jáuregui es la protagonista, pero también lo son los etarras arrepentidos que, en 2011, quisieron pedir perdón a sus víctimas en los encuentros restaurativos que se llevaron a cabo en la prisión de Nanclares de Oca.

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Blanca Portilo y Luis Tosar son los protagonista de Maixabel

Perdón, redención y arrepentimiento

En opinión de Bollaín, la cinta "no solo toca el perdón, sino la posibilidad de redención, de arrepentimiento, pero también de comunicación, de entendimiento. Y es universal. Se refiere, por supuesto, a ETA y a sus víctimas, pero la justicia restaurativa se aplica en casos de violencia extrema, también en delitos comunes".

"Y hay una búsqueda de la verdad por parte de Maixabel, ella quiere saber por qué, si conocían a Juan Mari, por qué él y no otro, y esa búsqueda -señala- también me parece potente, es un motor, su motor".

La directora de También la lluvia, con la que ganó tres Goyas, va un poco más allá: "Entiendo que hay ahora como una eclosión de películas sobre el tema vasco, pero es que teníamos que hacerlas, y tenemos que hacer más".

"Han sido cinco décadas de espanto y hay muchísimo que contar; es cierto que ayuda ese poquito de distancia y que hace diez años que ETA no mata. Pero el mundo de ellos no está sabido, en realidad -reflexiona- el de las victimas, tampoco".

Considera que la primera en tocar ese mundo fue Patria, pero en ella "las víctimas son muy diferentes (a Maixabel); el aislamiento de la víctima en Patria me sobrecoge, esa soledad, esa amargura... Pero Maixabel estaba arropada, tenía al partido y un grupo de amigos muy potentes".

Una luz

La cinta lleva "cargas de profundidad", reconoce la directora de Te doy mis ojos (2003) y La boda de Rosa (2020) que no oculta "los muchos nervios y las muchas expectativas" que tienen con la película. De momento, señala con un brillo en los ojos, "los pases que hemos hecho están saliendo muy bien, y generando mucha conversación en todos los ámbitos".

"Yo creo que va a remover, porque es un espejo. La película cuenta cosas que pasaron, y esto es imbatible. Además -apunta- hay gente que aún no ha hecho esta viaje y cuando ve a estos hombres hacerlo, de verdad, remueve".

"Maixabel -resume Bollaín- me parece una luz en la violencia de ETA, que es un pozo negro; es una mujer inusual y lo era antes, porque lo que ella hace y dice es lo mismo que hacía y decía ya cuando ETA mataba".