¿Sabía usted que Jocelyn Wildestein, la mujer que se operó para convertirse en felino, es leo, el signo más notas y autocomplaciente del zodíaco? ¿Y que Carlos III, el rey que llamó a Camilla Parker Bowles para decirle "quiero ser un tampón dentro de tuyo", es escorpio, el más calentorro? ¿No? ¿Y que, el abajo firmante es un virgo de manual, como el príncipe Harry, el signo que más preguntas hace?…

Han pasado algunas semanas desde que una gripe impidiera a Liv Strömquist (Lund, 1978), una de las autoras más idolatradas del momento, venir a presentar su nuevo cómic a la librería Finestres. Unos cuántos analgésicos, antihistamínicos y paquetes de kleenex después, por fin tenemos la oportunidad de conversar con ella de Astrologia lleugera (Editorial Finestres) / Astrología liviana, un artefacto viñetesco que explora las posibilidades del zodíaco como tendencia pop, juego para ligar, pérdida de tiempo o catalizador de la ansiedad en la era neoliberal. Un tratado que nos hace de espejo para analizar no solo nuestra identidad y las obsesiones personales, sino todo aquello que queda fuera del campo visual inmediato: la sociología de las relaciones y la incomprensión de un mundo postcapitalista (muy probablemente afectado por Mercurio retrógrado). A través de su tono áspero e irónico, la autora articula un discurso sólido alrededor del zodíaco que engloba desde Beyoncé hasta Theodor Adorno, pasando por Jane Goodall o su propia señora madre.

Liv Stromquist (c) Galago
Liv Stromquist. / Foto: Galago

En tu cómic anterior, La sala de los espejos (Reservoir Books/Finestres), reflexionabas sobre la dictadura de la imagen. Ahora sobre otro tipo de dictadura: la predestinación. ¿Nacemos determinados por los astros?
El motivo por el cual me interesé en la cuestión fue el hecho de percibir un interés emergente hacia la astrología en las redes sociales. ¡Está por todas partes! Y a mí me interesa por diferentes motivos. Considero que es una cosa entretenida, una tendencia que me ayuda a pasármelo bien. Todo este contenido relativo a la astrología suele ser divertido y es una manera de hacer un comentario sobre el mundo. El mundo es un lugar tan extraño, y hay tantas cosas rarísimas que no paran de pasar, que la astrología, en cierto modo, acaba siendo una manera de hacer este comentario, respondiendo con más extrañeza todavía. Ahora bien, lo que intento hacer en este libro, sobre todo en la segunda parte, es intentar analizar los motivos por los cuales la astrología está tan en boga, de donde viene el interés por esta disciplina. No creo en un universo predestinado, sobre cómo somos o las cosas que nos pasarán.

Soy de la opinión que es mucho más divertido ser mala persona, criticar y despotricar tanto como se pueda

No dejas títere con cabeza…
Yo lo que quería es que gran parte de este libro fuera divertido, y aprovechar los signos del zodíaco para hacer una sátira sobre la humanidad. Es decir, que he usado todos estos signos para hacer una crítica divertida, una sátira sobre las diferentes tipologías de personas que coexisten en la sociedad contemporánea. Soy de la opinión que es mucho más divertido ser mala persona, criticar y despotricar tanto como se pueda. Mi madre (y esto lo explico en el libro) me decía que era importante decir cosas bonitas sobre los signos, pero creo que eso no tiene puñetera gracia. Yo, por ejemplo, soy acuario, uno de los signos más raritos. El acuario acostumbra a ser una persona extraña que piensa que lo sabe todo. El "sabelotodo", le llamo en el libro. Es una persona extraña a los ojos de los demás, y creo que eso me describe mucho.

En toda tu obra, muestras una especial inclinación por la prensa rosa, el salseo (DiCaprio, las Kardashian, Lindsay Lohan, etc.), que mezclas con citas de grandes pensadores clásicos y contemporáneos. ¿Representan los famosos y las famosas arquetipos con los cuales nos podemos reconocer?
Sí, absolutamente. Yo los veo prácticamente como el panteón de los dioses grecorromanos. Una serie de personajes que nos obsesionan, por muy irrelevantes que sean las cosas que hagan en la vida, y que acostumbran a tener unas características muy definidas: la mujer guapísima, el hombre fuerte y valiente… Los famosos son como dioses modernos.

Es el segundo libro tuyo traducido al catalán, llevas unos cuántos en castellano, has visitado nuestro país varias veces… ¿Por qué cala tan bien aquí su mensaje?
Pues no lo sé, la verdad. Pero me hace muy feliz que la gente en Catalunya y en España hayan empezado a interesarse por mis libros. Vivimos en un mundo globalizado. A todo el mundo nos pasan más o menos las mismas cosas, y nos preocupan los mismos temas. Todos experimentamos los mismos cambios radicales: cómo nos comunicamos con los demás, como nos presentamos en sociedad o como reflexionamos sobre nuestras identidades. El mundo cambia constantemente y no sabemos hacia donde vamos, o cómo nos afectarán estos cambios y cómo estos cambios nos modifican. En mis libros, lo que intento, sencillamente, es analizar los efectos de todo esto sobre nosotros.

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¿Cómo es la escena del cómic hecho por mujeres en Suecia?
Ha habido un gran cambio. Las cosas empezaron a moverse haráunos diez o quince años. Empezaron a entrar muchas mujeres en la escena del cómic, que hasta entonces había sido muy dominada por los hombres y solo podíamos encontrar a unas pocas autoras. Es una escena muy pequeña, si la comparas con otros países, pero hubo todo un movimiento de cómic feminista en Suecia. Ahora hay muchas mujeres haciendo tebeos sobre todo tipo de temáticas, no específicamente sobre género o feminismos, sino historias muy diversas. Ha habido un avance muy positivo. Ya no es una gran temática a hablar, no hace falta que lo sea. Antes sí, porque no había. Yo recuerdo, cuando empecé, que me entrevistaban y a menudo me preguntaban cómo me sentía siendo una mujer que dibuja cómics. Ya no es tan relevante, y creo que eso es muy positivo.

Ahora hay muchas mujeres haciendo cómics sobre todo tipo de temáticas, no específicamente sobre género o feminismos, sino historias muy diversas

En Barcelona hay una joven escena de cómic femenino y feminista bastante potente, a pesar de que no acaba de sacar la cabeza del underground (Laia Arqueros, Bàrbara Alca, Marta Cartu, Genie Espinosa, Ana Galvañ, Nadia Hafid, Conxita Herrero, María Medem, Miriampersand, Roberta Vázquez…). ¿Las conoces? ¿Has tenido oportunidad de acercarte a la escena catalana y española?
No, por desgracia no. Me encantaría conocer más esta escena. Fui al Salón del Cómic, creo que en 2018, y hablé con algunas autoras. A algunas las sigo por Instagram, tengo solo ese pequeño contacto con la escena barcelonesa, pero me encantaría conocerla mejor.

Eres licenciada en Ciencias Políticas, ¿por qué decidiste pasarte al cómic?Los cómics su una vía muy válida, creo, para poder hacer comentarios sociales y debatir sobre política. Empecé a dibujar cómics durante los primeros años de universidad, y esto se refleja en mi obra. De algún modo, se inspiran en el método de trabajo académico. Cuando escribes un ensayo para la universidad, comienzas con una pregunta, elaboras una teoría, llegas a una conclusión, usas las fuentes bibliográficas, investigas qué se ha dicho antes sobre la materia… En cierto modo hay unas concomitancias con la creación de un cómic. O, al menos, con la manera como yo trabajo. Primero, me planteo una pregunta, después investigo sobre la cuestión, leo mucha teoría y al final dibujo. Por lo tanto, mi manera de trabajar se inspira en todo lo que estudié en la universidad, pero con la ventaja que si haces un cómic puedes saltarte las partes aburridas e ir directamente a las divertidas. Para mí es mucho más agradable hacer tebeos y hablar de la sociedad desde este punto de vista. Lo que más me gusta es que son accesibles, es un objetivo en todo el que hago. Que la gente que, en general, no leería un trabajo académico complicado, o no está familiarizada con ese tipo de lenguaje, se sientan invitados a participar en el debate político a través de un cómic.

FOTO Liv Stromquist 002 © Galago
Foto: Galago

Este domingo tenemos elecciones generales en el gobierno español, y es posible que, como pasó en Suecia, la ultraderecha puede entrar al gobierno. ¿Cómo ha cambiado Suecia?
Tenemos una coalición de partidos de derechas con el apoyo de este grupo extremista. Desde el punto de vista de las políticas culturales, han intentado interferir siempre. Ha habido un gran debate sobre los libros que hablan de la transexualidad, por ejemplo, y este partido intenta prohibirlos o censurar las performances que se hacen, o alejarlas de los niños, las bibliotecas públicas, etc. Su discurso es muy agresivo. Incluso quieren retirar la custodia de los padres que lleven a la biblioteca a sus hijos a ver o escuchar obras escritas por personas trans. También en el ámbito del arte intentan parar ciertas exposiciones, contenidos artísticos y también, evidentemente, está la reducción de los derechos de la población migrada, que para ellos es lo más importante.

Mi manera de trabajar se inspira en todo lo que estudié en la universidad, pero con la ventaja que si haces un cómic puedes saltarte las cosas aburridas e ir directamente a la parte divertida

Volviendo a las elecciones españolas, tenemos dos panoramas en el horizonte: Por un lado, la alianza progresista encabezada por un piscis (“el alcohólico del zodíaco”) y una tauro (“la tipa dura del zodíaco”). Y del otro, la alianza de la ultraderecha con la ultra-ultradreta: un virgo (“el que se come la olla del zodíaco”) y un aries (“el hombre de las cavernas del zodíaco”)… ¿Qué pronostican los astros?
Piscis y tauro no es una combinación del todo mala, ahora bien, el piscis no es un líder típico. Podrían formar una alianza, pero a la hora de la verdad no arrastrarían a mucha gente. La otra combinación, desgraciadamente, es más efectiva: tienen los elementos del fuego de aries, que es un símbolo muy energético y agresivo, más el virgo, que es un buen signo para un político, porque es muy analítico. Ahora bien, los típicos líderes suelen ser géminis. Muchos presidentes americanos han sido de este signo, muchísimos. John F. Kennedy, por ejemplo, es el típico géminis. También Donad Trump.