Laia Marull empezó a hacer teatro en la misma sala en la que casi cada noche se convierte en Lady Macbeth. De hecho, la sala era el antiguo Palacio de la Agricultura y recuerda que, cuando acababan las funciones, los actores salían a saludar con la maqueta de lo que es hoy el Teatre Lliure de Montjuïc. Se estrenó haciendo Roberto Zucco de Koltès dirigida por Lluís Pasqual en 1993. Ahora se encarna en uno de los personajes que seguramente ha generado más textos, análisis y opiniones: Lady Macbeth. Después de Antígona, de Sófocles u la Ofelia de Shakespeare, es uno de los personajes paradigmáticos. El montaje es la enésima adaptación de Pau Carrió de un Shakespeare. Después de hacer Noche de reyes y Hamlet, también en el Teatre Lliure, esta vez ha escogido la sala grande para adaptar y traducir esta tragedia del autor británico. Hablamos con la protagonista de una de las obras más importantes de la tradición inglesa.

Entrevista Laia Marull / Foto: Irene Vilà Capafons
Foto: Irene Vilà Capafons

¿Cómo han sido los ensayos?
Desde un inicio Pau Carrió me pidió que quería resaltar la unión de la pareja. Destacar que son un equipo fuerte que se hunde. A nivel de dramaturgia, han cambiado muy pocas cosas. No sé si lo tenía todo muy claro o lo ha ido descubriendo a medida que hacíamos funciones.

¿Te ha sido difícil acercarte a Lady Macbeth?
La he hecho muy con los pies en el suelo. He trabajado mucho el deseo de esta mujer sin tener en cuenta otros atenuantes. Para mí la obra nos advierte que el fin no justifica los medios. No se trataba de hacer a unos locos, él es quien duda más, y alarga su neurosis. Pero la he querido hacer humana. Estamos rodeados de Lady Macbeths y de gente que desea poder por encima de todo.

Hay tantas versiones que has podido consultar...
Estuve a punto de vérmelo todo. Series, películas, obras de teatro. Y finalmente, no vi ninguna. Y quise trabajar desde la organicidad con Ernest Villegas. Sí que es cierto que ver otros montajes te puede hacer, inconscientemente, imitar formalmente lo que hacen otras actrices, pero muchas veces te permite entender qué no quieres hacer. Yo me he puesto mucho en manos de Pau Carrió.

Tengo ganas de volver a hacer cine

También hay una reflexión muy profunda sobre el arte del teatro.
Sí, una reflexión de lo que somos. Un actor enloquecido que ha hecho un parlamento como un idiota. Supongo que Shakespeare tenía el teatro en la sangre, e intentaba ir a la esencia y a los pensamientos más oscuros. En Hamlet hay una obra de teatro dentro de la obra. Shakespeare va muy lejos en sus pensamientos.

¿Os da la sensación que el público se sorprende? ¿No conoce realmente Macbeth?
Pues sí. Es una obra que todo el mundo conoce, que tenemos frases en la cabeza, pero después la obra en sí no la tenemos tan presente. Y por eso es bonito hacerla en el teatro, para que vea qué pasa concretamente. También es cierto que la relación entre Lady Macbeth y Macbeth se interpreta de muchas maneras. Y nosotros hemos hecho nuestra propuesta.

¿Empezasteis a ensayar vosotros dos antes?
Sí, para no llegar a la sala de ensayos y encontrarnos con que no hablábamos el mismo idioma que el resto. E hicimos un trabajo de entender cada verso.

¿Has leído alguna de las críticas que ha salido?
No, no leo nunca las críticas.

Entrevista Laia Marull / Foto: Irene Vilà Capafons
Foto: Irene Vilà Capafons

Los clásicos interpelan todo tipo de espectadores. Ya pasó con Tots eren fills meus de Arthur Miller. Y eso ha hecho que queden pocas entradas.
Sí, y el otro día, casualmente, había un grupo de estudiantes en el público. Y siempre sufres por si molestan o hacen ruido. Y en cambio, estaban todos muy conectados, y lo disfrutaron mucho. Siendo joven me hubiera gustado ver cosas así. Cuando tienes que hacer una obra como esta se agradece no hacer funciones escolares, porque dan mucha pena. Se hace teatro para ellos, y muchas veces parece un patio de escuela. Y faltaría un trabajo previo por parte de los profesores, quizás también nuestro. Que no solo sea la experiencia de venir aquí y ver puntualmente una función.

¿Y ahora, qué te apetece hacer?
Llevo dos obras de teatro seguidas que no me esperaba acabar haciendo. No me imaginaba que me cogerían para hacer Love, Love, Love o ahora Macbeth. También tengo ganas de hacer cine. Es otro ritmo, además te avisan con muy poca antelación. Pero tengo ganas de volver a hacerlo.

¿Has seguido las galas de este año?
Sí, pero las galas generan una falsa sensación que los del cine vivimos en una burbuja de glamour constante. Y no tiene nada que ver.