El actor y director Joan Lluís Bozzo recupera la memoria del actor Pepe Rubianes, uno de sus buenos amigos en Pepe i jo (editorial Pòrtic). Una obra centrada en la figura del humorista galiaco-català que fascinó durante décadas al público catalán, un hombre de ideas, gestos y amistades radicales, que nunca esquivó las polémicas. A casi 9 años de la muerte de Rubianes, Bozzo escribe la historia de su amistad con Pepe. Un tiempo que, como destacado el editor de Pòrtic Josep Lluch, no ha servido para olvidar al actor, sino que se mantiene como uno de los mitos del teatro catalán. Bozzo ha asegurado que en las redes sociales los vídeos y las citas de Rubianes siguen despertando muchísima expectación. De hecho, un pleno del Ayuntamiento de Barcelona ya aprobó que se cambiara el nombre de la calle Almirante Cervera, donde él vivía, en la Barceloneta, por calle Pepe Rubianes. Según Bozzo, mucha gente querría saber qué diría Rubianes de la situación actual, que a él le recuerda mucho la de los tiempos en qué empezó a trabajar, en pleno franquismo. A pesar de todo, Bozzo afirma que "sería imposible saber que diría hoy", pero que lo que es seguro es que "no diría aquello políticamente correcta".

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Bozzo con el editor Josep Lluch.

A partir de un sueño

Bozzo ha resaltado la capacidad que tenía el humorista para ganarse simpatías, su vis cómica, "es uno de los mejores comunicadores que he conocido, establecía un vínculo fuertísimo con el público". Bozzo asegura que cuando murió Rubianes pensó en escribir un libro sobre él, pero que en aquel momento le fue imposible porque las emociones eran muy recientes. Pero un día, hace más de un año, soñó en Rubianes, un Rubianes feliz que volvía a actuar, y decidió que era el momento de empezar a escribir. A pesar de todo, Bozzo, confiesa que es un libro escrito desde el luto, desde la pérdida. Este no es un libro objetivo, ni pretende serlo. Rubianes es el protagonista, pero también tiene un papel importante el propi Bozzo, porque en realidad, Pepe i jo no es una biografía, sino una obra sobre una amistad real. El autor ha asegurado que ha intentado evitar el libro de anécdotas graciosas, que habría sido fácil, pero distorsionador. Y afirma que el humorista era Rubianes, y no él, que se define más bien como "el payaso serio"

Una amistad de 40 años

Bozzo y Rubianes, se conocieron cuando Rubianes estaba en la universidad y hacía teatro universitario, y Bozzo todavía estaba en el instituto. Coincidieron en el grupo Dagoll Dagom, y más adelante fueron distanciándose y reencontrándose. Bozzo asegura que la amistad es una relación muy prolífica, porque es una relación de amor que no incluye el sexo, y por lo tanto evita muchas tensiones. Bozzo afirma que Rubianes era muy amigo de sus amigos, y que gracias a eso su amistad cuajó y perduró. Y que su generosidad era proverbial, tan proverbial como su amor por los que admiraba, o su mal genio cuando se irritaba con alguien. Y recuerda que pasó por episodios de enamoramiento por personas, pero también por sitios: empezó con Sevilla, continuó con Cuba, pasó mucho tiempo fascinado por Menorca y cuando murió estaba fencantado con Kenia. Dicen que cuando cortaba con un lugar no volvía más. Bozzo afirma que era un hombre que podía ser tremendamente depresivo, pero que sabía salirse de ello.

Perseguido

Bozzo ha recordado que Rubianes se vio muy afectado por una campaña en su contra por parte de la caverna mediática ultraconservadora después de que insultara a España en un programa de TV3. Explica que Rubianes se dejó llevarse por el histrionismo y que se vio muy afectado posteriormente por los ataques que le formularon algunos de los que habían sido sus amigos personales. Aunque se disculpó y contextualizó sus afirmaciones, fue muy atacado. E incluso gente que lo encontraba por la calle, cuando ya estaba enfermo, le decía que se lo había merecido. En cualquier caso, Bozzo ha dicho que no ha querido centrarse en estos episodios, porque, como él afirma, prefiere "hablar de cosas más interesantes, más constructivas y menos dolorosas".

El libro que nunca existirá

Bozzo asegura que Rubianes hubiera escrito un libro magnífico si hubiera expresado su yo mediante la escritura, pero que no lo hizo nunca por su pereza (afirma que era muy perezoso, y que no se culpabilizaba por ello). Cuándo escribió alguna cosa, lo hizo con la colaboración de algún periodista y escritor, y por eso estos libros no son más que transcripciones de un Pepe oral, que pierden mucho la gracia del directo de la oralidad. Y, eso, según Bozzo, a pesar de que Rubianes era un auténtico erudito, lector impenitente (era un entendido en la obra de García Lorca y Antonio Machado, sus dos autores de referencia, con Valle-Inclán). Pero Bozzo ha afirmado que él no ha querido sustituir el libro que el humorista no escribió, sino que ha hecho una cosa diferente, el retrato de una amistad muy especial.