Iron Maiden nunca defrauda. La banda británica domina el escenario como pocas y este viernes lo ha vuelto a demostrar con un espectacular show en el Estadi Olímpic de Barcelona, en el que no han faltado el fuego, la pirotecnia y la aparición del mítico Eddie, la mascota y emblema del grupo, en múltiples formas, pero sobre todo en el que el heavy metal ha sonado con fuerza, como en los mejores tiempos, haciendo bueno el tópico que dice que los viejos roqueros nunca mueren.

Porque en una época en la que la música que domina el panorama mainstream es otra muy diferente, Iron Maiden sigue siendo capaz de llenar grandes estadios, demostrando que sigue existiendo una enorme legión de heaviatas dispuestos a mover sus melenas y a levantar el brazo haciendo el gesto de la mano cornuta que en su día popularizó Dio. Algunos, veteranos, curtidos en mil conciertos. Otros, en cambio, de la nueva hornada y que posiblemente este viernes han podido ver al fin en directo a Steve Harris, Bruce Dickinson y compañía por primera vez en acción.

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Bruce Dickinson, junto al Eddie Samurái, en el concierto de Iron Maiden de Barcelona / Christian Bertrand

Una larga espera

Barcelona tenía ganas de Iron Maiden. Hacía 6 largos años que la legendaria banda británica no pasaba por la ciudad, por lo que la expectación era máxima. Tras cancelarse por la pandemia de la Covid-19 su concierto del 2020 correspondiente a la gira Legacy of the Beast, el grupo volvió a aplazar los bolos del 2021, al considerar que la situación sanitaria seguía siendo delicada. El hecho de no estar en la carretera provocó que la banda volviera al estudio, para grabar su 17º álbum, Senjutsu, con el que volvió a demostrar que tienen cuerda para rato.

El nuevo disco, claro está, ha variado el espectáculo inicial de los conciertos, pues Iron Maiden ha añadido canciones del álbum. "No vamos a someter a la gente a más de dos o tres canciones del nuevo disco", explicó Dickinson antes del inicio de la reanudación de la gira. "Todo el mundo ha pagado para ir a ver el show de 'Legacy of the Beast'. Vamos a seguir con las antorchas, los lanzallamas, Ícaro, los cementerios, Londres, muchos Eddies...", añadió. Y así ha sido. "¡Buenas noches Catalunya! Tras 3 locos, malditos y largos años, ya estamos aquí. Barcelona forma parte de la familia Iron Maiden", ha afirmado Dickinson durante el concierto.

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Airbourne, durante su concierto de Barcelona / Christian Bertrand

Un aperitivo de nivel

Iron Maiden ha planteado los conciertos de la gira con una clara idea de ir de menos a más, calentar motores para llegar al momento álgido ya entrada la noche. El aperitivo ha sido tan suculento como delicioso. Primero ha sido el turno de Airbourne y su hard rock made in AC/DCLos australianos, que en diciembre estarán en Barcelona como cabeza de cartel, han demostrado su fama de auténticos animales del escenario con una puesta en escena llena de energía que ha hecho enloquecer al público. De hecho, a pesar de faltar todavía más de dos horas para Iron Maiden, tanto la pista como las gradas ya presentaban una muy buena entrada, muestra de que había ganas de Airbourne.

Tras los australianos ha sido el turno de Within Temptation y su metal gótico. El sonido, de nuevo, ha sido espléndido, lo que unido al buen hacer de la banda neerlandesa ha logrado enganchar al público, que ya en ese momento prácticamente llenaba el Olímpic.

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Steve Harris, bajista y emblema de Iron Maiden / Christian Bertrand

Un show 'in crescendo'

Acabados los teloneros, la antesala de la fiesta de la doncella de hierro la ha puesto el Doctor, Doctor de UFO, el tema elegido para avisar al público de que el show empezaba. La larga esperaba había llegado a su fin. Las tres primeras canciones han sido del Senjutsu, la canción homónima del disco, Stratego The Writing on the Wall. No ha faltado una primera aparición de un impresionante Eddie Samurái que ha provocado el delirio del público. Habían pasado más de 20 minutos y no había sonado ningún hit del extenso catálogo de himnos que contempla la discografía de Iron Maiden. Presentado el nuevo disco, Iron Maiden ha dado paso al plato principal con Revelations, el primer tema legendario del concierto, que ha ido seguida de Blood Brothers Sign of the Cross.

Y ha sido entonces cuando la doncella de hierro, de golpe, ha puesto toda la carne en el asador, encadenando temas históricos, acompañados con toda la parafernalia posible y de un impresionante cambio de decorado personalizado para cada una de las canciones. El inicio del plato principal ha sido Flight of Icarus, a la que han seguido Fear of the DarkHallowed Be Thy Name, The Number of the Beast e Iron Maiden. Bruce Dickinson ha dado rienda suelta a su privilegiada voz, acompañado de un Steve Harris infalible al bajo, con Nicko McBrain marcando el ritmo en la batería, mientras las guitarras de Dave Murray, Adrian SmithJanick Gers llevaban a cabo sus clásicas conversaciones de solos al más puro estilo Judas Priest. La llama de Iron Maiden ya había prendido por todo el Estadi Olímpic, desde las primeras filas hasta el pebetero, espectador de lujo de la hazaña musical. Lo que pocos sabían es que todavía faltaba el postre.

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El público ha llenado el Estadi Olímpic para ver a Iron Maiden / Christian Bertrand

El gran colofón

Y es que tras la clásica retirada a los camerinos para preparar los bises, Iron Maiden ha vuelto al escenario con The Tropper, The ClansmanRun to the Hills, tres temas míticos con trasfondo histórico, pues repasan momentos de la humanidad en los que el expansionismo militar generó estragos. Por ello, Bruce Dickinson siempre canta The Tropper, que explica la vivencia en primera persona de un soldado enviado a la muerte durante la derrota británica en la batalla de Balaclava de 1854, frente al Imperio Ruso, de la Guerra de Crimea, se viste con un traje militar de la época, mientras ondea la bandera británica. Luego, con The Clansman, la banda recuerda la histórica lucha de los clanes escoceses durante la Edad Media contra la opresión británica, con William Wallace como emblema de la época. Seguidamente, en Run to the Hills, Iron Maiden se traslada a la Edad Moderna, para narrar la conquista de Norteamérica de los colonizadores ingleses, para lo que no dudaron en someter a los indios americanos. 

Y todavía faltaba el colofón final, el discurso de Winston Churchill anunciando la entrada de Inglaterra en la II Guerra Mundial, la clásica previa de Iron Maiden a otro de sus hits más aclamados, Aces High, canción en la que ha aparecido sobre los músicos un gigantesco Spitfire, uno de los cazas más emblemáticos con los que los aliados combatieron contra los nazis. Tras más de 2 horas de concierto, el homenaje a los pilotos de guerra puso el broche de oro a un concierto memorable, digno de una de las bandas con un mejor directo de todos los tiempos. Iron Maiden siguen en plena forma, y con disco nuevo, por lo que nada hace prever que esta haya sido su última visita a Barcelona. Para cuando decidan volver ya saben que tienen a una enorme legión de seguidores, y de todas las edades, dispuestos a volver a llenar los estadios, por grandes que sean. Larga vida al rock and roll.