Podemos contar con los dedos de las manos las series de no comedia que han sido renovadas una y otra vez hasta llegar a las 11 temporadas. No es un hecho nada habitual. Y por eso, igual que los casos que se resuelven en la serie, estamos hablando de un fenómeno paranormal. Ahora bien, tal como demostraban los detectives del FBI Fox Mulder y Dana Scully, incluso los misterios más inexplicables acababan teniendo una explicación. Vamos a ver, pues, como resolver el misterio del éxito eterno de Expediente X (The X Files).

Detectives de lo paranormal

De entrada, el formato televisivo procedimental es una fórmula que casi siempre funciona. La resolución de un caso por capítulo no es una estructura que invente Expediente X en 1993, pero sí que populariza, influenciando a series tan populares como CSI o El mentalista.

Si, además, le sumas los fenómenos sobrenaturales, ya tienes a la audiencia completamente enganchada. Porque no hace falta ser un friqui para interesarse por los ovnis y los mutantes. Fringe o Sobrenatural también bebieron de este subgénero de detectives de lo paranormal, y el mérito hay que atibuirselo a Chris Carter.

The X Filas
Expediente X, un verdadero incunable de las series de televisión

Lo que hizo el creador de Expediente X fue dar una nueva visión a las típicas películas y series de terror y fantástico de serie B a través de la voluntad de atraer un público adulto e inteligente. Así, los guiones eran más elaborados y la exigencia de calidad de cada episodio era elevada.

El otro referente para Carter más allá de estas ficciones venía de la paranoia de la vida real. Él había sido un periodista impresionado por el caso Watergate y la posibilidad que el gobierno engañara la población, una temática recurrente a lo largo de la serie. En este sentido, muchos de los casos no salen solo de la imaginación, sino también de un gran equipo de documentación, de muchas leyendas urbanas y de investigaciones científicas.

Química entre los protagonistas

Pero lo que realmente te acaba enganchando a la serie no son tanto sus casos, sino sus protagonistas. Y, sobre todo, la química que se establece entre los dos.

El dúo formado por Fox Mulder y Dana Scully es icónico por el humor, la elegancia y la inocencia de él combinado con la seriedad, la inteligencia y el escepticismo de ella. Dos piezas que encajan a la perfección y que por eso hemos visto repetidas con relaciones muy similares en Castle o Bones.

Sin embargo, ninguna de estas dos discípulas de la pareja de detectives original puede presumir de un personaje femenino tan potente como el de la licenciada en medicina Dana Scully. Ayuda, y mucho, que fuera interpretada por la inmensa Gillian Anderson, que ahora vive una segunda etapa dorada como Margaret Thatcher en The Crown y como madre sexóloga en Sex Education.

Una serie influyente

Ya hemos visto como muchas de las series procedimentales de detectives de los últimos años se alimentan de la influencia de Expediente X - como aquellas que muchos mirábamos un sábado por la mañana cuando poníamos La Sexta o Cuatro -, pero todavía hay otra gran serie que, curiosamente, nace de la obra de Carter.

En 1998, el segundo episodio de la sexta temporada fue dirigido por Vince Gilligan y protagonizado por Bryan Cranston. Os suenan? Son el creador y el actor de Breaking Bad. Y es que la experiencia del capítulo fue tan positiva, que Gilligan tuvo muy claro que tenía que ser Cranston quién interpretaría el papel de Walter White.

X Filas
Fox Mulder y Dana Scully, misteriosa tensión sexual no resuelta

Y es que la experiencia del capítulo fue tan positiva, que Gilligan tuvo muy claro que tenía que ser Cranston quien interpretaría el papel de Walter White.

Esto, evidentemente, no es más que una anécdota, pero nos ayuda a observar hasta qué punto Expediente X fue importante para la historia de la televisión: reformulando todo un género, enganchando al espectador e influenciando muchas de las ficciones que se crearían los años siguientes.