La campaña de excavaciones en el Abric Romaní de Capellades de este 2020 ha puesto al descubierto lo que podría haber sido un campamento de cazadores de ciervos. Se han localizado tres cráneos de la especie durante las excavaciones al nivel R, es decir, donde vivían los neandertales de hace 60.000 años. Los restos, que se han dejado en la superficie con la intención de extraerlas en la campaña del próximo año, han sido el colofón a una intervención, subraya la codirectora del yacimiento, Palmira Saladié, "con más potencial de lo que pensábamos al principio". Hay que recordar que, a causa de la pandemia, las excavaciones de este año con contado con un tercio de los arqueólogos habituales y ha durado menos días.

La campaña de excavaciones en el Abric Romaní de Capellades arrancó el pasado 7 de agosto y se ha prolongado hasta este jueves. Se centraban al nivel R, es decir, a once metros de profundidad y donde vivían los neandertales de hace 60.000 años. Los datos preliminares apuntaban que en este nivel los neandertales hacían "ocupaciones muy cortas". Los trabajos de este año han podido determinar una de ellas: un campamento de cazadores de ciervos.

Tres cráneos de ciervo

Concretamente se han localizado tres cráneos, el último este martes. Según explica a la ACN la codirectora del yacimiento, Palmira Saladié, se trata de un hallazgo relevante porque es la primera vez que encuentran una sola especie. "Normalmente encontramos alternancia de ciervo y caballo y aquí parece que estaban especializados sólo en la de ciervo", explica. Además, añade, el hecho de que las astas del animal estén ancladas denota que se encontraban en época de celo por el que, según los expertos, fueron capturados entre el otoño y el invierno. "Averiguar el calendario de empleo es una tarea difícil y estos cráneos nos han aportado mucha más información de la que esperábamos", dice la investigadora.

cráneo de cervol abrigo romani capellades acn

Uno de los cráneos de ciervo encontrados en el Abric Romaní / ACN

Los tres ejemplares descubiertos, sin embargo, se han limpiado y siguen en la superficie. Su retirada es una tarea muy minuciosa "para no perder ninguna evidencia", especifica Saladié. Por lo tanto se ha pospuesto la extracción por la próxima campaña.

En paralelo, manteniendo la tendencia de los últimos años, durante las excavaciones de este año los arqueólogos han documentado varios negativos de madera neandertal y hogares. Hay que recordar que el Abric Romaní es un yacimiento que destaca por la presencia de hogares bien conservados y este año, explica la codirectora, han conseguido delimitar cerca de una decena.

Un nivel "muy interesante"

Saladié explica que este 2020 los trabajos se concentraban en un nivel "muy fino, que pensábamos que podríamos acabar, pero los restos que hemos ido localizando, más de los que nos pensábamos, nos ha hecho ir más poco a poco y no ha sido así". No obstante, la investigadora insiste en el hecho de que se trata de un nivel "muy interesante, con más potencial de lo que pensábamos".

Las limitaciones por la pandemia han obligado este 2020 ha acortar los días de excavaciones y reducir a un tercio a los arqueólogos. Ha habido 15, con un máximo de 12 al día. La codirectora subraya que el hecho de que este año fueran profesionales y no estudiantes ha permitido "avanzar más rápido". Sin embargo tiene claro que, de cara al próximo verano, lo que les gustaría es poder volver a ser "un yacimiento escuela, que es lo que nos caracteriza".

Un yacimiento de 51 metros de profundidad

Hace tres años que las campañas en el Abric Romaní de Capellades se centran al nivel R, es decir, donde vivían los neandertales hace 60.000 años. Las excavaciones ahora se están practicando a once metros de profundidad de los 51 que tiene el yacimiento y que, por lo tanto, se situarían, como mínimo, a hace 110.000 años.

Hasta ahora, al nivel R los arqueólogos ya habían encontrado varios fuegos, industria lítica, herramientas de piedra y restos de fauna. Gracias a los descubrimientos, se sabe que el yacimiento, con una muy buena localización para la vigilancia y relativamente cerca del mar, fue un punto clave en los movimientos de los grupos de neandertales.

 

Imagen superior: Arqueólogos trabajando en el Abric Romaní de Capellades / ACN