Castillo de Triana. Sevilla. Sede central de la Inquisición hispánica, año 1560. Hace 463 años. Fernando de Valdés y Salas, arzobispo de Sevilla e inquisidor general de la monarquía hispánica; decretaba la obligación de redactar toda la documentación inquisitorial en castellano. La Inquisición, instaurada por los Reyes Católicos en 1478, era el primero y el único organismo supranacional de la monarquía hispánica. Por lo tanto, aquel decreto tenía un alcance y un propósito que iba mucho más allá de los límites de la Corona castellanoleonesa. Y una prueba la tenemos cuando, poco después (1561), aquella interdicción se reforzaría con la prohibición expresa de utilizar el catalán en cualquier ámbito inquisitorial. Las primeras maniobras unificadoras hispánicas ya tenían como bandera la imposición de la lengua castellana y la persecución a la disidencia político-religiosa.

El castillo de Triana o de San Jorge, se sienta de la Inquisición hispánica (siglo XVII). Fuente Universidad de Sevilla
El castillo de Triana o de San Jorge, sede de la Inquisición hispánica (siglo XVII). Fuente Universidad de Sevilla

¿Por qué los Reyes Católicos instauraron la Inquisición?

La unión dinástica de las coronas catalanoaragonesa y castellanoleonesa no tenía, inicialmente, un propósito unificador. Las negociaciones y los acuerdos de Cervera (1468), que culminaron con la boda secreta de Fernando y de Isabel en Dueñas (1469); garantizaban la independencia de todos los estados que formarían aquel edificio político y que, únicamente, compartirían la figura del soberano. Pero, desde el primer momento, las tentaciones uniformistas estuvieron presentes en la política de los Católicos. Fernando, el gran político de su época, era un rey preabsolutista; que contemplaba la composición plurinacional del edificio político hispánico como un gran obstáculo a su personal ambición de poder. La Inquisición, dotada para funcionar como la policía política del régimen hispano-católico, jugaría el papel de primer peldaño de una larga escalera.

La inoculación de la Inquisición en Catalunya

La Inquisición fue instaurada, en primera instancia, en la Corona castellanoleonesa, el 1 de noviembre de 1478. Este hito es muy significativo, porque revela que Isabel instauró este organismo en plena Guerra Civil castellana (1475-1479) y con un alcance limitado a la zona que tenía bajo control. Con el fin de la guerra (1479), Isabel, ganadora del conflicto, ordenaría la expansión de la Inquisición por toda la Corona castellano-leonesa. Y Fernando, que aquel mismo año (1479) había heredado el trono de Barcelona, poco después haría lo mismo en sus dominios. El 17 de octubre de 1483, nombraba Torquemada, que ya era inquisidor general de la Corona castellano-leonesa, como inquisidor general del Principado de Catalunya. El inquisidor Torquemada se convertía en el tercer personaje más poderoso de la monarquía hispánica.

La Verge de los Reyes. Ferran, Isabel y Joan y Torquemada detrás de Ferran. Fuente Museo del Prado
La Verge de los Reyes. Ferran, Isabel y Joan y Torquemada detrás de Ferran. Fuente Museo del Prado

La Inquisición en Catalunya

El flamante inquisidor general, nombrado a dedo por el rey, se plantificó en Catalunya como un soberano: pretendía que los consellers de Barcelona (el gobierno municipal) y los representantes de la Generalitat (las Corts permanentes) le juraran fidelidad. Las fuentes documentales revelan que durante su corta y accidentada estancia dio muestras de un autoritarismo desenfrenado. Siempre en riguroso castellano. Pero aquel juego de tensiones no pasaría de la categoría de truenos entre dos facciones victoriosas del mismo bando. Por una parte, el rey Fernando; que, después de la victoria realista en la Guerra Civil catalana (1472); soñaba, secretamente, con derribar el sistema institucional catalán. Y, por la otra, el aliado más valioso de la corona: las clases mercantiles urbanas; que, desde la victoria de Fernando y por primera vez, tenían el control de las históricas instituciones del país.

La Inquisición en el País Valencià

En cambio, en el País Valencià fue muy diferente. Pasado medio siglo de la Revolución Remensa catalana, Valencia cap-i-casal, con cien mil habitantes, era una de las grandes urbes de Europa y la principal concentración catalanohablante del mundo. Pero el paisaje político valenciano era radicalmente diferente del catalán. La Revolución de las Germanías (1521) había sido derrotada. Y el régimen hispánico, representado por el funcionariado forastero (militar y castellano) y por la nobleza local (latifundista y rentista); había perpetuado un paisaje de represión con el objetivo puesto, sobre todo, en la castellanización de las élites valencianas. Las extraordinarias generaciones intelectuales y artísticas del Siglo de Oro valenciano desaparecieron perseguidas y asesinadas por la Inquisición hispánica (como la familia de Joan Lluís Vives) y fueron suplantadas por una nebulosa de mediocridad castellana.

Representación de un Auto de Fe inquisitorial. Madrid (siglo XVII). Fuente Wikimedia Commons
Representación de un Auto de Fe inquisitorial. Madrid (siglo XVII). Fuente Wikimedia Commons

Los dominicos en València

Este retrato del paisaje valenciano es muy oportuno para mostrar que, en València, la ideología del régimen hispánico había fabricado un eje que asociaba lengua catalana con revolución y disidencia al régimen. Después de la derrota de las Germanías (1521), la persecución contra los revolucionarios hermanados (las clases populares y mercantiles que aspiraban a la constitución de una República valenciana); y contra el catalán (la lengua y la señal de identidad de aquella sociedad en general y de los revolucionarios en particular) fueron juntos. La Inquisición cubrió la capital demográfica de la lengua y cultura catalana con una inquietante y amenazadora tiniebla. Esparció centenares de irascibles dominicos castellanos por la capital, que obligaban a la gente a confesarse por las calles y la obligaban a barbotear en el escaso castellano que podían conocer.

Una primera idea de España

España, como realidad política, no existió hasta después de 1714. Pero desde el siglo XV se gesta una primera idea de España, que era de fábrica catalana. Las potentes clases mercantiles catalanas y valencianas no habían conducido al castellanísimo Trastámara al trono de Barcelona (Caspe, 1412) solo porque sí. Pero aquella idea cambió de manos. Fernando y su nieto y sucesor Carlos la usurparon y se sirvieron de la aristocracia castellano-andaluza (militar y rentista) y de la Inquisición (religiosa, policial y judicial), para convertirla en el nervio ideológico del régimen. Desde entonces, la idea de España es exclusivamente castellana; y rabiosamente hostil con la lengua y cultura catalanas, porque una Catalunya catalana es contemplada como la principal amenaza de España y de sus clases extractivas. Desde la instauración de la Inquisición.

Valencia (siglo XVI). Fuente Wikimedia Commons
Valencia (siglo XVI). Fuente Wikimedia Commons