Un año más, el festival Sónar ha vuelto a batir su propio récord. Su edición de este año, que se cerró este sábado noche, ha acogido a más de 126.000 asistentes procedentes de 119 países con ganas de electrónica y con un repertorio de propuestas que pone el horizonte mucho más allá de este estilo.

De día, la poderosa Nathy Peluso hizo aún más pequeño el escenario SonarXS con un repertorio que mezclaba canciones históricas de los ritmos latinos con sus propios trabajos, más urbanos y 'trappers'. Versionó canciones como 'Bang bang' o el bolero 'Dos gardenias', a la vez que lo intercalaba con algunos de sus hits. 'La Sandunguera' y 'Corashe' marcaron los momentos álgidos de la actuación de la argentina.

nathy pelusso - sonar 2018

Nathy Pelusso actuando en el SónarXS / Sónar

La política se coló en esta edición a través de nombres como Valtonyc y Lory Money. El primero estaba programado a principio de la tarde como símbolo de protesta por la condena de tres años y medio de prisión que se dictó contra el artista por sus letras. Valtonyc se marchó al exilio y, por lo tanto, nadie apareció encima del escenario durante los 30 minutos que el festival reservó para él. Quien sí apareició fueron unas decenas de personas que se concentraron en la sala para reivindicar la injusta situación.

El rapero Lory Money, que saltó a la fama con el viral 'Ola K Ase', relajó un poco el ambiente sin dejar la política de lado. Durante la interpretación de su último hit 'Independent', sobre Carles Puigdemont y el procés, se pudieron ver algunas caretas del presidente entre el público. Las mismas que levantaron polémica hace pocas semanas al festival Primavera Sound, donde las repartía la organización.

2manydjs - sonar 2018

2manydjs cerrando el Sónar de Día / Sónar

Los encargados de cerrar la jornada de día fueron los belgas 2manydjs que se escaparon de la oscuridad de Despacio, donde habían pinchando cada tarde desde el jueves con James Murphy, para poner música a la última luz del sábado. Tener los dos hermanos Deawele sobre el escenario hizo que muchos de los asistentes optaran por alargarse en el SónarDia hasta el final. La competencia del SónarNit, ya que este año los horarios se solapan, no era fácil de superar: uno de los cabezas de cartel, LCD Sound System, se ganaba el SónarClub combinando rock y sintetizadores en su quinta visita al festival.

Poco después, el show de Fatima Al Qadridi en el SónarLab transportaba a los asistentes al mundo árabe con su sonido minimalista y  insinuante. El espectáculo visual llevaba un gran peso de la actuación, con proyecciones que contribuían a crear el aura de la multicultural artista. En su juego entre masculinidad y feminidad, Al Qadiri incluso protagonizó un cambio de peluca en pleno directo para reivindicar el mundo draq queen, al que la portada de su último disco hace un homenaje.

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LCD Soundsystem, en el SónarClub / Sónar

Y del mundo árabe, a la América más americana con GoldLink. El rapero de sólo 24 años se apoderó del SónarPub con su flow y ritmos hip hop. El repertorio que escogió para su primera visita a Barcelona -y al Estado español- estaba formado por una combinación de temas propios y grandes hits de referentes del momento. Desde el rap de Travis Scott con 'Goosebumps' hasta hits propios como 'Crew' o 'Herside Story'. Al mismo tiempo, en el SónarClub, Thom Yorke presentaba su propuesta en solitario con unos ritmos mucho más calmados. El líder de Radiohead, una de las grandes apuestas del festival de este año, llevó una trabajada puesta en escena, aunque le faltó potencia para conectar con el público a esas horas de la noche.

La actuación marcó el ecuador de la noche y dejó paso al espectáculo CLOSE de Richie Hawtin. El canadiense es ya una leyenda con una masa de fans fieles que disfrutaron de principio a fin la hora y cuarto de show que ofreció. Los bajos vibrantes y las pantallas con un ritmo de luces frenético sacaron todo el partido a la impresionante instalación de la sala principal del festival. Justo detrás de él, Charlotte de Witte supo tomar un relevo que no era nada fácil. Ella sola sobre el escenario, la tabla de mezclas y su talento. No hizo más falta.

Y si el Sónar celebra 25 años, quien no podía fallar a la cita es Laurent Garnier, un nombre que ya aparecía en el primer cartel del festival en 1994. Son muchos años juntos y Garnier ya se siente como en casa y se nota. El francés cerró con una sesión de 4 horas que supo conducir magistralmente al público desde la mitad de la noche hasta que el cielo ya era bien azul. Sin aburrir ni un momento, hizo bailar al público, brazos arriba y eufórico, sin descanso hasta el último minuto de este 25º aniversario, pasadas las siete de la mañana.

Y ahora, a esperar poco más de un año. Porque el Sónar vuelve, sí, pero, a diferencia de lo que nos tiene acostumbrados, la próxima edición será en julio.